“Genérica” desconfianza

15 jul 2018 / 11:03 H.

Aún están en periodo de recogida los lotes que la Agencia Española de Medicamentos y Productos Sanitarios ha decidido retirar de las farmacias. Recordemos que se ha detectado N-Nitrosodimetilamina, un producto potencialmente cancerígeno, en el principio activo Valsartán usado para la hipertensión y fabricado por una farmacéutica china. Hace unos meses también se retiraron determinados productos elaborados en la India. En ambos casos se trata de genéricos, es decir, de medicinas de bajo coste que se están convirtiendo en el motor de las economías de países como China o India.

El auge de estas medicinas, digamos “low cost”, no solo ha permitido que ciertas terapias lleguen a países en desarrollo sino que ha resultado un salvavidas en economías en crisis también en zonas desarrolladas. Sin embargo, existe una cierta desconfianza hacia los genéricos que no hace sino aumentar cuando se conocen este tipo de noticias. Anteponer la economía a la salud no conlleva, en general, buenos resultados para la ciudadanía: Se recortan tratamientos, se niegan medicinas de última generación por su elevado coste y se dispone de menos personal médico-sanitario. Si a ello añadimos que algunos de esos productos se fabrican “made in china”, el trinomio salud-economía-confianza tiene a resquebrajarse de manera exponencial.

Si cualquier prenda textil está obligada a mencionar en su etiqueta que está elaborada en China, India, Indonesia, Bangladesh o cualquier otro reducto de mano de obra barata, extraña que algo tan íntimamente relacionado con nuestra vida como es un medicamento no disponga de esa información apareciendo solo el nombre y localización del laboratorio que lo distribuye. No se nos escapa que en ciertos países el nivel de exigencia y control difiere bastante del que consideramos eficaz en el nuestro lo que incide en gran medida en cómo enfrentarnos al producto.

El Defensor del Paciente ha comenzado una campaña solicitando información exhaustiva al respecto incidiendo en la falta de controles. Mencionan en su escrito no solo las recientes retiradas de Valsartán sino también la de algunos antibióticos e incluso el de partidas de hilos de sutura absorbibles todos ellos provenientes de China o unos colirios oculares de Túnez. Se deberían extremar las precauciones con estos productos de los que depende no ya la salud sino incluso la vida. Como dice el viejo adagio, es mejor prevenir que curar. Es mejor tener la certeza sobre un producto que verse después en la urgente necesidad de su retirada y de hacerse cargo de los estragos que haya podido causar. No vaya a ser realidad aquel otro refrán que nuestras abuelas referían: el dinero del mezquino anda dos veces el camino...