Estoy indignado

20 mar 2017 / 11:36 H.

Estoy indignado, créanme. Hacía mucho tiempo que no sentía una sensación igual. Llevo luchando por el ferrocarril en Andalucía oriental desde hacetreinta años. Primero lo hice desde Almería y luego, desde esta mi tierra. Lo que está ocurriendo en Granada quizá solo ha sido la gota que colma el vaso de mi paciencia. Queridos paisanos, aunque no queráis enteraros, aunque penséis que no va con vosotros, aunque de forma ilusoria creáis que nada nos va en ello, lo que acontece en torno al tren en la capital nazarí nos afecta, mucho más de lo que imagináis. El tren, allá donde está implantado, genera riqueza, mucha, arraiga a las personas y permite a los más humildes poder viajar con cierta normalidad. Y en Jaén, desde los años 80, unos, el PSOE, y otros, el PP, han ido con el hacha recortándonos lo que teníamos. Cerraron el Puente Genil a Jaén y callamos, quitaron trenes porque había que dar vida al AVE de la sevillanía, y enmudecimos; no se invierte en ferrocarril y nos parece normal, anuncian la defunción de Moreda a Linares y aquí no pasa nada. Vemos que pasan los años con obras paradas, cual burla cruel del Estado hacia el territorio, y a lo mucho que llegamos es a despotricar en la tertulia del bar, eso sí, siempre y cuando no haya fútbol.

No sé qué ha de ocurrir para que tomemos conciencia de dónde pretenden situarnos como territorio, quizá cuando solo seamos un mero nicho de mano de obra barata y con apenas población sea tarde, que lo será. El momento es este y el tiempo, ahora.

El ferrocarril fue siempre motor de riqueza y empleo, como tal se desarrolló desde el siglo XIX. Con trenes llegaban empresas, servicios auxiliares, empleo, algo de lo que aquí andamos faltos.

Con todo lo que está ocurriendo, basta echar mano a la hemeroteca del último mes en Diario JAÉN para constatarlo, ni siquiera hay declaraciones de los jerifaltes provinciales. Apenas una concentración el día 9 de marzo, donde un puñado de ferroviarios, algunos sindicalistas y algún político, nada más. Manda güevos, que todo hay que decirlo, hacer una concentración un jueves y en horario laboral, “éxito asegurado”.

Y cáspita, solo dos alcaldes, Linares y Espeluy, se ve que el resto estaban en otras cosas, o puede que en sus cosas, que nunca lo sabremos. E, iluso de mí, pensaba que los representantes deben priorizar siempre en los asuntos de sus ciudadanos.

Me pregunto dónde está Diputación en esto, o el PSOE, Podemos; o la recién creada Jaén Merece Más, plataforma que parece más entretenida en localismos que en otra cosa, olvidando que la capital no es nada sin el territorio.

Tenemos tantos o más motivos que los hermanos granadinos para tomar la calle en aras del ferrocarril pero no, aquí somos más de vivir nuestro sueño de aceituna y AOVE.

Dónde andan los empresarios, acaso creen que esto no les afecta, y lo peor, les afectará. Si ni siquiera los que fabrican traviesas o producen áridos para el ferrocarril hablan. Madre mía, estamos anestesiados o tontos, o quizá somos un grupo de tontos anestesiados, así, directamente. Dónde están las ciudades Patrimonio de la Humanidad. Esas que con un buen ferrocarril serían más ricas, más visitadas, más publicitadas. De verdad me niego a pensar que estamos gilipollas, no entiendo otra cosa, porque aun jugándonos gran parte del futuro seguimos en estado catatónico.

Dónde está el PP provincial, y no valen excusas de la obediencia debida, su obediencia debiera ser, como el resto de grupos políticos, a sus electores, a los habitantes de su provincia. Cabría recordarles, señores del PP, que mejor que buscar ubicación para una estación de ferrocarril nueva, resulta reivindicar trenes. Me avergüenza como jiennense oír de boca de un diputado que los trenes de Granada por Moreda serían lentos, así, sin anestesia, lo dice un señor al que todos pagamos y que posiblemente solo haya subido al tren en algún trayecto con AVE, aquí en Jaén seguro que no.

Estoy indignado al escuchar a unos zafios decir que es un problema de los ferroviarios. Y no, apenas quedamos un puñado gracias a la progresiva desmantelación del ferrocarril. Nuestro problema, el de Jaén, es que sin trenes apenas seremos más que ese huerto donde se produce aceite.

No quiero que mi indignación moleste más que a aquellos que deben molestarse, ni pretendo que un lenguaje coloquial incordie sino que lo entendamos todos. Lo que sí quisiera es que a mi indignación se uniesen miles y hacer de esta sensación una fuerza que pueda cambiar el futuro. De lo contrario, como no frenemos esto, ni lazos con la hermana Granada, ni Corredor Central, ni Puerto Seco, ni trenes con velocidades y horarios seductores. Al final de la vía, una topera, tras ella un muro, como bien definió Juan Carlos Contreras en su viñeta de Diario JAÉN, al que por cierto deberíamos dar las gracias por hacer de este tema noticia importante para esta provincia.