Esto también pasará

19 abr 2017 / 10:56 H.

A veces todo parece confabularse en nuestra contra; uno tras otro, los acontecimientos nos llevan a pensar que es imposible tener peor suerte. Un trabajo duro, el sueldo que no nos llega, un amor no correspondido o un achaque de salud, aunque solo se trate de una intolerable subida del colesterol o que nos salte el botón de puro gordos. También podemos sentirnos desgarrados, rotos, al sabernos traicionados por quien nunca habríamos imaginado. Traición, esa amarga emoción que nos deja perplejos, sumidos en la más absurda inseguridad y pensando que será imposible volver a ser lo que éramos. Pero, se confabulen o no los astros contra uno, hay un elemento de lo más motivador: la hipoteca, ese contrato cuasi grosero que iniciamos con cándida inocencia y que, ahora, nos persigue incansable un mes tras otro. No queda otra pues que tragar saliva, meter barriga, ensayar una sonrisa y recordar esas sabias palabras de nuestras abuelas: “Esto también pasará”. Y pasa, todo pasa.