Esto es jauja

27 mar 2017 / 11:35 H.

HHace ya muchos años que escuché la historia de un hombre del campo, poco ilustrado lógicamente, que llegó a la estación de tren —este cuento ahora no podría suceder en Jaén— y con cara de circunstancias, despistado, se metió en un vagón de primera donde se despatarró a sus anchas en el asiento, sin dejar de vigilar su cesto cargado de verduras. Cuando llegó el revisor y le pidió el billete, el campesino se llevó la mano al bolsillo y se sacó un billete que entregó al revisor. “Oiga, —le dijo— este billete es de tercera”. “Sí señor, de tercera” replicó el hombre. “Pero es que usted va en primera”-insistió el funcionario. “Sí señor, en primera”. “Pero es que el billete es de tercera”. “Sí señor, de tercera”. “Pero le repito que va usted en primera”. “Sí señor, en primera”. Esta conversación se alargó hasta que el revisor ya nervioso y malhumorado le gritó: “¡Que le repito por enésima vez que su billete es de tercera o es que es usted tonto!”. “Sí señor, yo soy tonto pero ya he llegado a mi destino y he venido en primera”. Dicho esto se apeó del tren y el revisor se quedó con tres palmos de narices.

El cuento era largo, todo lo que duró el viaje. Como parece que va a durar este otro cuento que se traen los catalanes independentistas, adoptando la misma táctica del campesino: simular que no se enteran de nada. Fue condenado Artur Más y después lo fue Frances Homs. Ambos inhabilitados de sus cargos. Pues nada, en Cataluña se siguen preparando las elecciones para por la independencia de los catalanes. El “billete” que llevan para ese viaje es ilegal, anticonstitucional, pero el “revisor” del Estado no toma más medida para impedírselo que recordárselo. Si no cambia de actitud, es posible que los catalanes disidentes continúen su viaje tan campantes. A veces piensa uno que esto es jauja. Claro que sólo para unos cuantos. Para los que llevamos el billete y el asiento correctos, no. Nosotros tenemos que cumplir, porque si no, las leyes se encargarán de que cumplamos. Ya han visto que hace unos días una fiscal de Almería pedía nueve meses de prisión para una madre que intentó quitarle el móvil a su hijo porque éste pasaba las horas embelesado con el aparatito y tenía los estudios abandonados. La criaturita se negó a entregárselo y forcejeó con la madre y acto seguido fue a denunciarla al cuartelillo más cercano. Sí, esto es peor que jauja.