Estamos de feria

12 oct 2018 / 11:56 H.

La palabra “feria”, procede del latín feria, feriarum: “días festivos o de vacaciones”. La tradición popular cuenta que estas fiestas se originaron en honor al condestable Miguel Lucas de Iranzo en el siglo XIV para festejar su onomástica; aunque ese no es el origen real, como lo indica el académico de historia Juan del Arco: “Históricamente, la feria se celebraba en conmemoración de la Virgen de Agosto, privilegio concedido por Enrique IV a la ciudad de Jaén en 1453, y en esa fecha aún faltaban cinco años para que el Condestable llegara a Jaén”.

El objetivo era aglutinar y ordenar, por motivos fiscales, la multitud de ferias y mercados que se celebraban en distintos puntos del Reino de Jaén. El rey los concentró en una sola que se celebraría entre los 15 primeros días de agosto, con una duración de cinco días. En 1805, como consecuencia de una epidemia de viruela, hizo que se tuviese que cambiar al 18 de Octubre, coincidiendo con una muestra ganadera.

Analizando fechas la Real Sociedad Económica de Amigos del País, indicó que: “agosto tenía inconvenientes como la escasez de agua en los abrevaderos, las epidemias y el calor, mientras que octubre era época de intermedio en las cosechas agrícolas y gozaba de un clima suave y supondría que Jaén tuviera la última de las ferias españolas, lo cual atraería a numerosos asistentes a su mercado y comercio y también a sus festejos”.

La iniciativa gustó y en 1883, San Lucas se convirtió en la feria grande de Jaén. La de agosto se mantuvo hasta mediados del siglo XX como feria de ganado, desapareciendo finalmente. Un año importante fue 1902, con la llegada de la luz eléctrica que iluminó el ferial con unos arcos voltaicos, y de la primera salida de los tradicionales gigantes y cabezudos.

En 1952, Enrique Bonilla realizó el proyecto del Ferial y se ubicó en los terrenos de La Salobreja. El Plan General de Ordenación contemplaba la construcción del recinto ferial al final de la prolongación de La Carrera (Calle Bernabé Soriano), que atravesaría el barrio de San Ildefonso. La unión entre la prolongación de la Carrera y el Ferial Felipe Arche, se concretaría en una gran plaza desde la que se accedería al recinto a través de una gran escalinata flanqueada por dos magníficas torres gemelas (las dos torres que presiden “El Arche”) rematadas con banderas a gran altura.

A principios de los 90, se decidió reubicar el recinto ferial, por quedarse pequeño. Desde entonces, la Feria de San Lucas no tuvo un lugar fijo y durante los siguientes 8 años peregrinó por distintos terrenos como el descampado de las Lagunillas, donde estuvo a pique de volcar la noria a consecuencia de la falta de compactación del terreno; o en los terrenos del actual Bulevar, donde voló la portada consecuencia de un día de aire de Jaén.

Finalmente en la 1998 se inauguró el recinto ferial de “La Vestida”. En el año 2002 se realizó una reforma en el recinto, pasando a llamarse “Recinto Ferial Alcalde Alfonso Sánchez Herrera”. Una fecha a tener en cuenta fue 1942, cuando comenzó nuestro famosísimo concurso hípico catalogado de primera clase, en el llamado Campo hípico General Cuesta Montero, al que asistían lo mejores jinetes del momento, dejando paulatinamente de asistir ya que al haber apuestas, algunos energúmenos se dedicaban a gritar y espantar a los caballos para que derribasen los obstáculos, por lo que fue decayendo hasta su desaparición. Más vale que no continúe por aquí, porque me caliento y me vienen a la memoria los 4 millones de euros que vamos a soltar los vecinos como consecuencia del impago por parte del consistorio al propietario de las instalaciones del campo hípico, al que obligaron a mudarse para hacer el mayor aparcamiento público de la ciudad, quedando es su lugar ese monumento a la inutilidad que podemos ver asomándonos desde la Alameda, y que es la estructura de varias plantas, levantada y abandonada sin que nadie tenga ninguna responsabilidad.

Con lo bien que llevaba el artículo y al final me tenía que cabrear.