Ese soy yo

    15 may 2019 / 16:44 H.

    Al toparse con un anuncio que solicita personas inteligentes, empáticas y con buena presencia, no son pocos los que, con una exorbitante sonrisa, afirman: “Ese soy yo”. Así, con dos cojones... Y es que hay de todo: Los pagados de sí mismos, los que son felices con solo mirarse al espejo, los que se imaginan escritores tras teclear un WhatsApp plagado de faltas de ortografía y aquellos que piensan que te han puesto en tu sitio únicamente porque no han recibido respuesta a sus sandeces. Esta actitud tan positiva de algunas personas puede resultar adecuada en según qué circunstancias, pero también pueden ellas correr el riesgo de caer en la tentación y, por ende, en la exageración, de tener un concepto demasiado elevado de sí mismas. Un examen más concienzudo de su ombligo las llevaría, sin duda, a ser más cautas a la hora de juzgarse tan favorablemente. Porque tal vez, y solo tal vez, no sean ellas, precisamente, el culmen de la especie humana. Ya va siendo hora de aceptar nuestras limitaciones de la misma forma que nuestras virtudes. Potenciar estas, suavizar aquellas y exigirnos siempre un poquito más: Más cultura, más educación, más valores, más bondad y, por encima de todo, muchísima más humildad.