Esa Jaén del Premio de Piano

Hay tantos jaenes como jiennenses moramos y habitamos esta bella ciudad de luz, que cada cual la ve a su modo y forma, según haya nacido aquí o allí, nunca haya vivido en el casco antiguo o su barrio de toda la vida sea el Bulevar. De esos jaenes de mirada múltiple y devenir paralelo, este cronista se queda con dos, el Jaén de arriba y el Jaén de abajo. Así transitamos por el día a día de una ciudad abierta y encantadora, pero a la vez empequeñecida por no ser capital con área metropolitana y donde las cosas excepcionales pasan muy de vez en cuando. Nuestro sino es la paga del mes con una mayoría de empleados en las administraciones públicas y la llegada de la subvención europea, que todos (casi) tenemos heredada una parcela de olivos. Así las cosas, cuando algo alumbra especialmente, como el Premio de Piano, Jaén se transforma.

Es un orgullo para Jaén el dinamismo de la ciudad en torno a su Premio de Piano, cómo se movilizan los amantes de la música, sean estudiantes del Conservatorio o ávidos espectadores de cosas excepcionales, cómo hierve también la ciudad con los melómanos visitantes, amén de los participantes, que buscan prestigio y dinero (20.000 euros el ganador y 12.000 euros el segundo clasificado) y cuyos nombres quizá no recordemos, pero ellos y ellas sí que no echarán el saco del olvido esta ciudad y el cariño de las gentes. Acaba de celebrar de la mano de su patrocinadora y mentora, la Diputación Provincial, el sexagésimo aniversario y queda reflejado que es algo excepcional en Jaén, tanto que la propia Wikipedia lo refleja con profusión. Cada primavera es un acicate nuevo, un aldabonazo a autoestima, de la que tanto padecemos. Mucho bien que nos hace el Premio de Piano. Por cierto, dice también de Jaén la Wikipedia a todo el mundo: “En la actualidad, algunos proyectos a realizar en la ciudad son la finalización del sistema tranviario y cercanías del área metropolitana, el Museo Internacional de Arte Íbero, la construcción de las infraestructuras para la conexión con trenes de AVE o la restauración del Convento de Santo Domingo”. ¡A ver quién lo arregla!