Entre el original
y la copia

24 feb 2017 / 11:35 H.

Haber sido detenido por fingir ser fisioterapeuta y, apenas unas semanas después, ser arrestado por ejercer como médico sin serlo es de traca. Pero no de esas que se podían comprar por cinco duros para divertimento de la chiquillería; es de “mascletá” valenciana. Vaya usted a saber qué podría haber sido lo próximo. Aterroriza solo pensar en las nefastas consecuencias que podría haber sufrido un paciente, ante una situación de emergencia, que hubiera caído en manos de quien fingía ser lo que no era. Pero preocupa también sobremanera que pueda resultar fácil —al menos en apariencia— saltarse todos los controles y filtros sin que se disparasen las alarmas para frenar la impostor. Más aún en una materia tan sensible como la salud y cuando lo que estaba en juego era la vida. Es de película... pero de terror.

Últimamente estamos empezando a acostumbrarnos a que las copias se entremezclen con el original, en una especie de desfile de “bisutería fina” en el que se aparenta lo que no se es. Grandes “marcas”, como Pujol, Urdangarin o Rato, por solo citar algunas, forman parte de esa pasarela en la que la realidad distó mucho de la apariencia. Solo eran copias baratunas.