Entre bambalinas

20 mar 2017 / 11:36 H.

Había que estar en Málaga porque, más allá de que el escenario siempre acompaña, cuando hay que ir se va. Sin tonterías y sin rodeos. Las presencias son mucho más políticamente correctas que las ausencias que, a corto plazo, llenan de chicha los titulares. El congreso regional del Partido Popular fue un ejemplo. Nadie faltó a la cita. Ni los afines, ni los desafinados. Todos en amor y compañía. Como tiene que ser. Solo uno se quitó de la popular foto de familia de la gente de Jaén. Miguel Sánchez de Alcázar, por aquello de estar apartado de lo público, se apartó también para la tradicional imagen de la unidad. Nadie se habría dado cuenta si no llega a ser por el rojo de su jersey. Cosas del directo. En fin, que los populares jiennenses, los de siempre, los de ahora y los del mañana, hicieron honores a la disciplina y a la fidelidad.

Tocaba hablar de Juan Manuel Moreno Bonilla y, en realidad, así lo hicieron. Todos a una, como Fuenteovejuna. Lo primero es lo primero. Lo que ocurre es que el congreso regional, huérfano de intriga y desprovisto de la emoción que emana de la competitividad, sirvió como perfecto telón de fondo del que se prepara para la primavera, casi con toda probabilidad, en la Institución Ferial de Jaén. Aquí la cantidad sí importa. Reunir al mayor número de compromisarios de la principal “fuente”, la capital, será una de las claves para que la balanza se incline hacia un lado o hacia otro. Hay otros muchos condicionantes más. Entre las bambalinas malagueñas se escuchaba de todo. Se denota cierto nerviosismo entre el aparato y los que no son del aparato, aunque también lo sean. La originalidad de la próxima cita congresual hace dar palos de ciego hasta al más experimentado en la materia. Es la primera vez que no hace falta reunir avales para presentar candidatura. Es la primera vez que los afiliados que están al corriente del pago en sus cuotas tienen derecho a elegir al aspirante a liderar el partido. Es la primera vez que los militantes seleccionan a los compromisarios con derecho a voto en una urna. Es tal la apertura hacia la democratización interna, de moda desde la explosión de otras fuerzas emergentes, que el estreno de un proceso nuevo también conlleva sus riesgos. José Enrique Fernández de Moya aspirará a la reelección con el beneplácito de la dirección nacional y amparado en un anexo escrito en el acuerdo de incompatibilidades. Según él. Miguel Moreno hará lo propio respaldado y aupado por la mayor parte de los alcaldes del Partido Popular. Según él. Hay tensión en el ambiente. Existe tirantez cuando todavía ni siquiera está convocado el congreso provincial. A saber qué pasará en el momento en el que haya fumata blanca. Reunir apoyos es el objetivo número uno para llegar fuertes al mes de mayo, el de las flores y las espinas. Las promesas y los compromisos a la hora de conformar la lista de quienes formarán parte de la ejecutiva de uno y de otro suman o restan. Hay quienes dicen que el nombre propio de quien ocupará la Secretaría general del Partido Popular de Jaén pesa, y mucho, en una organización en la que queda el eco de los críticos de la vieja guardia. Continuar o salir de la cuadratura del círculo también será clave en una reelección no exenta de pelea política.

El congreso regional reunió en Málaga a populares jiennenses de bandos bien diferenciados, los que están con el presidente, los que están con Miguel Moreno y los que juegan, precisamente, a dos bandas. El silencio de las últimas semanas para dar protagonismo a Juan Manuel Moreno empieza a disiparse, y en lo que canta un gallo llegará el ruido.