Enemigo en casa

02 dic 2016 / 12:39 H.

Con cuatro palabras, un director de cine casi ha echado abajo el concepto idealista de los grandes héroes españoles que ofrecieron su vida por España protagonizando grandiosas gestas que dejaron huella en la historia para respeto y honra de cuantos españoles vengan después.

Desde el famoso Viriato hasta nuestros días, miles de hombres y de mujeres jalonan el testimonio del paso del tiempo, por su sacrificio en pro de la humanidad y de la propia patria. Eso ya no vale según escuchamos. Sentir amor por la patria no es bueno. Y se viene notando cada día más. Como tantas otras cosas del progreso, solo a las personas mayores parece que nos afecta esta manera de desgarrar del corazón de los jóvenes sentimientos altruistas y solidarios como mi maestro nos inculcaba en aquella humilde escuela de la calle Mesones, cuando aún el Cid Campeador causaba admiración y nos hacía sentirnos orgullosos de ser españoles.

Siempre he sentido orgullo de ser español, aunque jamás he sido chauvinista. Es un sentimiento interno que procuro utilizar para, llevado del amor propio, intentar ser mejor ciudadano. Es verdad que todos los nacidos en cualquier lugar del mundo, incluso en un barco en mitad del mar, tienen el mismo derecho a sentir igual por sus raíces. Y hay que respetarlos. Y si alguien renuncia a su nacionalidad, a su patria, pues él sabrá por qué lo hace y no pasa nada.

Siempre, lo digo una vez más, el respeto debe imperar en las relaciones humanas. Sin embargo, unas declaraciones que nos llegan ahora del director de cine español Fernando Trueba, duelen. Y hieren, sobre todo, por la indeferencia con las que las dice, la indolencia, la falta de responsabilidad y hasta la desfachatez, porque un director que recibe las subvenciones que percibe Fernando Trueba del dinero de los españoles no puede mostrar ese talante. Trueba se atrevió a decir en público lindeces como “yo no me he sentido español ni cinco minutos en mi vida”. “Siempre he pensado que en caso de guerra iría con el enemigo” y “me habría gustado que Francia ganara la Guerra de la Independencia”. Se podría pensar que Trueba no estaba en sus cabales en ese momento. No le extrañe que el público español, sabiendo que con él tiene el enemigo en casa, pase de largo y no vaya a ver su última película. Bastante dinero le hemos dado ya.