En el foco de la noticia

21 may 2018 / 10:01 H.

No hay más remedio que hablar de él, perseguir sus palabras, rebuscar entre sus frases, leer entre líneas e intentar sacar el titular más buscado y que, por el momento, se encuentra en paradero desconocido. Juan Fernández está en el foco de la noticia y, por más que quiera normalizar su situación en la Alcaldía de Linares, la delicada situación en la que se encuentra en el seno del partido con el que se profesionalizó en la política hace que la deseada naturalidad se convierta en una utopía. Suspendido de militancia por la dirección nacional del Partido Socialista por supuestas irregularidades contables limitadas a lo orgánico, se ampara en lo “cautelar” de la cuestión y mueve sus hilos para encontrar amparo en la facción más contraria a Susana Díaz, es decir, en la corriente de Pedro Sánchez que tantas pasiones despierta en la ciudad de las Minas. Convencido de que el plan fue urdido por el líder socialista linarense, Daniel Campos, con el beneplácito de todas las direcciones habidas y por haber, se aferra al bastón de mando y prepara artillería para atacar cuando llegue su momento.

Dentro y fuera de su entorno se da por hecho que su cara aparecerá en el cartel de candidatos a las próximas elecciones municipales. Antes lo negaba tajantemente. Ahora juega a la pelota, se va por la tangente y se limita a contestar: “Matan al cartero, pero la carta sigue escrita”. Cada cual puede sacar sus conclusiones. Está claro que si tuviera que presentar su carrera política al Guinness World Records tendría muchas papeletas para ganar. Cinco mandatos consecutivos como máximo dirigente municipal de una ciudad que tuvo su hegemonía económica y que se convirtió en un cementerio industrial no es, precisamente, un mal currículum para un personaje político. Una trayectoria a la que hay que añadir un dato significativo: para los socialistas es el alcalde más importante que tienen en la provincia. El caso es que Juan Fernández no cesa de tararear la canción de la indisciplina que promete este verano por uno de esos estribillos que escuchas por la mañana y no deja de martillear tu cabeza el resto del día. Él, que no deja títere con cabeza desde que su partido optó por dinamitar el sillón, repite hasta la saciedad que se trata de una cacería política para servir en bandeja la mejor pieza ante la dirigente autonómica. ¿Por qué? Porque —piensa y dice él mismo— el detonante del expediente disciplinario fue, precisamente, su actitud díscola y de crítica permanente, sin pelos en la lengua, hacia la presidenta de la Junta de Andalucía. Es a la Administración andaluza a la que culpa, directamente, del cierre de la factoría automovilística que sostenía la economía minera y de la falta de inversiones en un parque empresarial al que da miedo entrar.

Está claro que la decisión tomada por quienes están al mando del Partido Socialista de solicitar a Ferraz la suspensión de militancia no fue de la noche a la mañana y que tuvo que ser más que meditada teniendo en cuenta que dentro de un año se celebran las elecciones. De todos es sabido que las confrontaciones internas benefician a la oposición, incomodan a la ciudadanía y tienen rédito en las urnas. Sin embargo, quienes respaldan a Daniel Campos aseguran que la situación era insostenible y la necesidad de poner orden y concierto, imperiosa. También esperaban la enérgica y mordaz reacción de Juan Fernández, con perlas como “traición, esclavismo o malicia” delante de los micrófonos. Pasar página será complicado tanto para quien lleva veinte años con las riendas del Ayuntamiento de Linares como para quienes aspiran a provocar el borrón y cuenta nueva.