En busca del indulto

11 ago 2023 / 08:59 H.
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El señor Puigdemont no habría soñado un escenario más favorable para regresar a la dolça Catalunya y recibir el indulto, que el resultado de estas elecciones. De hecho, se encuentra en su mano favorecer la investidura de Pedro Sánchez que, dicho sea de paso, es lo más conveniente para España en estos momentos. El independentismo catalán, que ha creado una herida que todavía supura y ha de curarse, necesita una mediación que del lado de la derecha, y menos aún de la ultraderecha, jamás se conseguirá. Una hipotética repetición de las elecciones dejaría muy mal parado a Junts, pues aunque posee un electorado nacionalista de derechas, más fiel que el de izquierdas, también hay mucho hartazgo, y lo han demostrado los comicios del 23 de julio, bajando un escaño y mucho más en términos porcentuales. Hasta hace pocos años, el independentismo se hallaba alrededor del 50 % de la población catalana; hoy en día se encuentra en torno al 30 %, que es el índice que siempre más o menos tuvo. Por tanto, la política de diálogo y pluralismo de este gobierno de coalición ha fomentado que en Cataluña aboguen por una vía menos beligerante y más de entendimiento, llevándose bien con el resto de España, y pelillos a la mar. Ahora nadie quiere recordar que la mano de obra que configuró la actual Cataluña —que se lo digan a Rufián— provino de Andalucía, Extremadura y otras regiones desfavorecidas, y que esa burguesía, que ha mirado hacia otro lado cuando el referéndum, era la misma que congeniaba con el rey y pactaba tanto con Felipe González como con José María Aznar. Esa misma. Hasta el fútbol se ha visto salpicado, en un compás de espera en el que se engañó perversamente a la gente con la falaz esperanza de un referéndum. ¿Por qué se manipularon los sentimientos de las personas de este modo? Bien es cierto que desde hacía muchas décadas se venía fomentando una especie de runrún innecesario que alentaba por lo bajinis una suerte de ley natural, pero todo menos natural, por la que allí tenían derecho a votar la autodeterminación. Y luego, claro, cuando la corrupción comenzó a ser escandalosamente obscena, explotó esa olla a presión que se había cocinado a fuego lento, como cortina de humo ante tanta putrefacción maloliente. Las personas deben vivir y, lo más importante, convivir, desean pasar página y por eso apuestan por políticas capaces de articular un modelo flexible y vinculante. En otras palabras, que las cosas sigan como están, pero que no entre el PP ni Vox, que ya se sabe cómo se las gastan los que van de moderados, Feijoo, Abascal y compañía, con sus aspiraciones de patria una, grande y libre, tiempos infaustos no demasiado lejanos como para haberlo olvidado... Junts necesita ponerse de acuerdo con el PSOE ahora más que nunca, en busca del indulto. Puigdemont regresará a España y puede ser que vaya a prisión o que sea acusado, puesto en libertad con cargos y después vaya a prisión, hasta que llegue la ansiada indulgencia. Ese es el camino y esa la voluntad que debe empujarles a negociar, único escollo verdadero que queda para entrar en razón. El problema no es el sí a Sánchez, sino Puigdemont el prófugo, al que cada vez le queda menos tiempo para volver y dar cuentas ante la justicia. Dudo que lo reciba nadie, ni su mismo partido, a bombo y platillo. Así hasta él mismo se va a dar cuenta de lo que vale un peine.

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