Empieza la cuenta atrás

15 ene 2018 / 09:02 H.

No hace tanto tiempo de la tradicional pegada de carteles en los prolegómenos de las elecciones municipales. Sin embargo, son tantas las historias de encuentros y desencuentros que se pueden contar desde aquella representativa fotografía que parece que transcurrió una eternidad. Daniel Campos, actual secretario general del Partido Socialista de Linares, formaba parte de la candidatura de Juan Fernández, alcalde de la ciudad de las Minas desde 1999. Siempre fue considerado uno de sus mejores fichajes, su discípulo, un alumno aventajado que dio el salto al Parlamento de Andalucía y que, por cuestiones intrínsecas a la política, se convirtió en su principal rival. Dejó el Ayuntamiento cuando Micaela Navarro encabezó la candidatura al Congreso de los Diputados por la provincia de Jaén y, desde entonces, quienes apostaron por el relevo generacional en su tierra no dejaron de apuntarle con el dedo.

Él fue el elegido por la dirección provincial para intentar forzar un cambio en una de las agrupaciones de referencia para el socialismo jiennense. Linares es un bastión que corre el peligro de la extinción por culpa de una división interna sin precedentes. La recuperación del control del partido, el rescate cuantitativo de la militancia y el destierro de las voces discordantes son los principales caballos de batalla del aparato de la calle Hurtado contra el de la conocida como la de los Mártires. Todos contra uno que, mal que pese, por el momento es el alcalde.

El del viernes fue su primer golpe en la mesa desde aquella asamblea en la que retiró su candidatura. Fue el 19 de noviembre. Aquella mañana de domingo, en la que los afiliados estaban llamados a votar al líder socialista linarense, buscó el consenso, no lo encontró y, rebotado, decidió hacer mutis por el foro. Del cartel del combate se cayó el alcalde y, sin embargo, entró un exalcalde, Alfredo Catalán. El “sanchista” se enfrentó al “caballero” oficial y el resultado de las urnas habló por sí solo. Ni que decir tiene que Daniel Campos, respaldado por altos cargos de diferentes administraciones públicas y “compañeros de la clase” del actual equipo de Gobierno, se convirtió en secretario general del PSOE de Linares. Juan Fernández puede que perdone, pero no olvida. Sus más allegados aseguran que la visita de Felipe López a la remozada iglesia de Santa María la Mayor fue la gota que colmó el vaso. En la fotografía están todos, también él, pero el vacío hacia un alcalde con el que, además, comparten siglas fue constante y sonante. Tanto que, fue terminar la gira política, y el máximo dirigente municipal dejó en manos del secretario municipal dos misivas de suma importancia: la destitución del primer teniente de alcalde y encargado de áreas tan importantes como Economía y Hacienda, Patrimonio y Tráfico, Luis Moya, y la de Pilar Parra, edil de Fomento, Desarrollo Económico y Universidad y vicepresidenta de la Diputación.

La sorpresa fue mayúscula y, aunque haya quienes digan que era un secreto a voces, lo cierto es que a todos pilló con el pie cambiado. La reunión de urgencia en la recién creada ejecutiva municipal del PSOE no se hizo esperar y, a última hora, un comunicado advirtió de que habrá traslado del escándalo a las direcciones provincial, regional y federal. Quien encabeza la corriente oficial, convertida ahora en crítica, será diana de un expediente sancionador por incumplimiento de los estatutos del propio partido al que pertenece. Amparados en que no puede haber decisiones unilaterales de este tipo, los ahora oficiales buscan la expulsión del alcalde de unas siglas en las que le crecieron los dientes. La cuenta atrás empieza ya. El camino hacia las próximas municipales se presenta escarpado.