El veneno de las elecciones, la ira

28 abr 2019 / 11:07 H.

Hemorragia masiva interna y externa, el diagnóstico habla de explosión arterial y capilar en una simbiosis que impide al individuo siquiera dar un paso por sus medios, apenas discernir sobre qué es realmente lo que está ocurriendo y, como causa más probable, la ira. Es pecado capital que hace más daño dentro que fuera, ya lo decía Shakespeare: “La ira es un veneno que uno toma esperando que muera el otro”. Con la lujuria y la gula como motores del mundo, la soberbia y la avaricia que ejemplifican la actual condición humana y la envidia y la pereza como maldición picaresca típicamente española, la ira se desborda y rebosa a borbotones hoy, 28 de abril, domingo de elecciones en España. El “señor Jota” está convencido, y con razón, que llegamos a la cita electoral borrachos de ira, votaremos con el corazón, no con la cabeza. Ira ante quien piensa diferente, ira para que no gane el contrario, ira frente a lo que nunca debería volver a ser, ira con ira y más ira desbordada en una movilización sin precedentes de las Españas contra las Españas, el norte frente al sur, la rural contra la urbana, los nacionalistas escupiendo a los no nacionalistas y la patria ácrata abstencionista frente a frente con la excluyente y fanática que da miedo. No hay paz ni consuelo, ni la ira fue nunca buena compañera pero aquí está, poderosa, cuyo vigor empañará una cita como la de hoy. Séneca la definía como “un ácido que puede hacer más daño al recipiente en el que se almacene que en cualquier cosa que se vierta” y no sirve el consuelo del filósofo británico Aldous Huxley: “A la larga la ira y el odio, son emociones que se derrotan a sí mismas”, porque lo que se decida hoy, con semejante borrachera de ira, impregnará las instituciones. Apela al voto el “señor Jota”, al voto libre y sabio, al voto individual y colectivo, al voto en paz y armonía, al voto no secuestrado ni dependiente, votemos como ejemplo de libertad para que nada ni nadie nos arrebate semejante atributo de iguales entre iguales, sin clasismos ni pendencieras monsergas. Votemos con emoción, pero sin pasión, votemos para no arrepentirnos de no haberlo hecho, votemos con la cabeza fría y con el corazón sereno, votemos blanco o amarillo o verde, pero votemos, que no hay mayor ejercicio de compromiso con la sociedad, que ser partícipes de sus decisiones. El “señor Jota” lo tiene claro, pese al lado oscuro de la luna extrapolado a la condición humana al que se refería Mark Twain en sus reflexiones. Cuando un hombre se sienta con una chica bonita una hora, parece que fuese un minuto. Pero déjalo que se siente en una estufa caliente un minuto y le parecerá más de una hora, eso es relatividad”, decía Einstein, lo que el “señor Jota” interpreta en que todo ahora es un lío; menudo lío (sin relatividad alguna) se avecina a partir de hoy.