El suspense del suspenso

20 oct 2017 / 10:35 H.

Los maestros llevamos años cambiando nuestra manera de enseñar; aunque se maquilla este proceso a través de un ejército de nombres técnicos y supuestamente revolucionarios, es difícil ocultar que no estamos haciendo otra cosa que intentar sobrevivir a este mundo de superficialidad en que vivimos. Y no creo que nadie nos culpe por ello a estas alturas, ya que de lo contrario muy pocos alumnos pasarían la criba. Así, los profesores de Lengua venimos exigiendo menos contenidos de Literatura, porque intuimos que, cada vez más, se la considera un conocimiento obsoleto. Úlceras personales aparte, lo mismo ocurre con la Gramática o la Sintaxis. Total, a quién le va a hacer falta estudiar el funcionamiento de un idioma, si todos venimos con el habla de fábrica. Y aquí llega la ironía: un país entero contiene la respiración porque no se pone de acuerdo sobre el significado de la oración “el Gobierno [de la Generalitat] y yo mismo proponemos que el Parlamento suspenda los efectos de la declaración de independencia”. ¿Serán los arcanos del subjuntivo (necesario para construir una subordinada con la conjunción “que”) los que despistan? ¿O será el significado del verbo “suspender”, que requiere obligatoriamente empezar una actividad para poder ponerla en suspenso? Yo, ni a favor ni en contra, oigan. Pero si quieren, me ofrezco a analizar la oración y, de paso, a evaluar los nuevos caminos de la educación.