El PSOE decide

15 feb 2016 / 09:42 H.

Han pasado casi dos meses desde el resultado de las últimas elecciones y todavía no tenemos gobierno y lo peor de todo es que parece lejano que se consiga crear. Da la sensación de que se agotará todo el tiempo y si se llega a un acuerdo será en el último minuto. No nos debemos extrañar de que sea así, es una costumbre arraigada en nuestros políticos y sindicatos. Se ha de aguantar hasta el último segundo para que el que se sienta más débil ceda. Un ejemplo de lo indicado ha sucedido hace poco en Cataluña. Mientras esto sucede estamos condenados a asistir a continuos enfrentamientos entre los diferentes grupo como si estuviéramos a la vista de unas elecciones, salpimentados por algunos tertulianos en televisión que da la sensación que están para destruir a los protagonistas políticos que no piensan igual que ellos. Se llega al absurdo de endemoniar a un partido político que representa a más de cinco millones de españoles en los que predomina nuestra juventud por tal de que las cosas no cambien. ¿Cuántos meses llevamos ya en esta situación? ¿De seguir así llegará el momento en que la sociedad caiga en un total desapego a la política? Esperemos que con la elección de Pedro Sánchez para constituir gobierno empecemos a entrar en profundidad de lo que propone cada partido que sea la España social y económica de los próximos cuatro años. El PSOE se ha convertido en el catalizador de nuestro futuro, debe elegir si acepta y da por buenos los cuatro años de liberalismo y su continuación con alguna pequeña corrección o escorar las políticas hacia la izquierda evitando el radicalismo. Si elegir este último camino tendrá que convencer a sus socios que reponer lo que se ha destruido del sistema de bienestar será lento y se tardará tiempo, que destruir es mucho más fácil que crear y que hay que moverse dentro de las reglas de la Unión Europea aunque no te gusten, sería un atropello para nuestra economía si luchamos contra los molinos de viento, si sólo hacemos caso a nuestra ideología y no tenemos en cuenta la realidad que nos rodea, eso si la ideología debe predominar.