El pequeño Josillo

31 ene 2019 / 09:24 H.

Se crió sin los “bocaillos” en la oreja que un padre te da por las mañanas cuando quiere despertarte antes que comiences a ponerlo de mala leche por la tardanza holgazana. Nunca conoció el sabor del aliento protector o el olor de la barba sin afeitar, el momento que le tocó fue poco afortunado, al menos en aquellos albores de la infancia. Pero él no se convirtió en un ser lastimero ni lastimoso, todo lo contrario, multiplicó sus cualidades y valía de la mano de la mama que le forjó futuro a costa de su propio sueldo y derechos. Historias de héroes pobres, que luchando en supremo esfuerzo daban hasta lo que no tenían, mientras ahora nosotros vacilamos incluso de los sentimientos porque creemos que no nadamos en la abundancia, maldito bienestar. No somos nadie ante aquellos seres felices preocupados nada más que de mejorar e ir hacia delante sin dañar, pertrechados de honradez. ¡Qué fue de esos instantes de sociedad arraigada al bien sin los cuales hoy no seríamos nada salvo lobos sin escrúpulos! Yo creo aún en él y en su maestro, el que cada mañana hacía la gran hazaña de compartir con sus alumnos su propio desayuno.