El Jaén de lo absurdo

07 sep 2017 / 10:46 H.

He tomado este titular del último libro que me he comprado en mi larga vida, y fuera de los de estudios, creo que hace el número tres en el raking de soltar la plata. Lo de “La historia absurda de España”, lo centro solo en Jaén, donde hay fantasmas por todos lados: La casa del miedo, albergue, teatro, parador, y alguno que otro en el Ayuntamiento. Me recuerdo la conversación que tuve con el erudito, filósofo y pensador Manolo Urbano, junto a la plaza del Rosales. Tema arreglo de la Calle Martínez Molina. Asunto: plantación de los árboles en el acerado. Para ello hicieron los hoyos, una vez finalizado al completo el acerado. Sobre ello el bueno de “Poli”, como se hacía llamar cuando nos visitaba en el hospicio para darnos algunas charlas y animarnos a la lectura, la histórica barba que le acompañó siempre, aunque negra, mediados los 60, me dijo: Estas situaciones que tan a menudo se dan en Jaén, “son como el que le lava a un burro la cabeza con jabón; gasta agua y jabón, además de perder el tiempo”. Algo tal que así ha acontecido en su periplo vacanional, ya sabemos que como buen calculador lo dejó todo atado y bien atado, señor Márquez. La pena es que los elementos le han jugado una mala pasada, y a los “crédulos” también Dios los castiga y no a palos. El calor y la pendiente de Jaén han dado lugar a que el agua inunde los jardines del Gran Eje y seque los Colgantes de Babilonia de las calles Campanas y Colón, tan bonitos y tan favorecedores para el asunto patrimonial catedralicio. Ya se sabe, muerto el burro, la cebada al rabo. Y es que no le veo lo más mínimo de lógica una vez que estaban secos regarlos más de un mes y medio. Aunque con bastante antelación, como buen emperador, se encargó de quitarnos los relojes bolardo de las calles San Clemente, Bernabe Soriano, Paseo de la Estación, Ignacio Figueroa, etcétera; no es bueno que tanto parado sepa el calor que pasa, ni que mire de reojo la hora para el chateo. Pero si algo me alegra es que nuestro máximo mandatario haya tenido a bien “psicoanalizarse”, a base de leer a un paisano de Hitler. En una ciudad tan a la vanguardia como la nuestra, yo por mi parte me he “psiquiatrializado”, cuestión que por otro lado veo bisoña, ya que al ser inútil al cuadrado: una por ser socialista, y la otra porque los esbirros “del fresco general que reinaba en Galicia”, como decía el hombre del tiempo en su día, me libraron de ir al Sáhara, con las vacaciones pagadas, 18 meses. Quedé fuera del redil al ser cabo valgo, no se si era una graduación o era pies planos, pero me dieron la papela de “inútil total”. Bueno antes de que se me olvide, al veranear de secano, he tenido en mi recta final el poder pasear por la alameda de Capuchinos y ver que los “malos” han hecho una pintada en el coso taurino: “El fascismo se cura con la lectura”, ¿será verdad eso? También he visto el “No-do de Tele Segovia” en los informativos de noche que ahora el logo es parecido al ojo de un lince. Tolero que un domingo en las redifusiones me den el tiempo del miércoles, pasando de los 40 grados, cuando en realidad estábamos a menos de 30, pero les aseguro que en mi paso por la radio éramos bastante más fieles al momento, como a la verdad. Claro tuve afortunadamente un jefe que estaba curtido en el tema y de mí en más de una ocasión llegó a decir que era un alumno aventajado, sencillamente: Fernando Arévalo Ruiviejo, a quien ustedes merecidamente han reconocido. Que en el telediario local el día 22 aparezcan con las imágenes al día de la chapuza de la colocación de una piedra en la Plaza de Santa María debido a la mala “praxis” de los socialistas en las fuentes. ¿Por qué no grabaron las del día 14, víspera de fiesta, los operarios de la UTE, levantaron con cincel y martillo al menos 10 baldosas, dañando nueve? Luego para encajarlas, con el “porro”. Resultado final, dos baldosas partidas y trozos de recuerdo. Señor Jódar, ¡no me joda! Si es que esas baldosas tienen unas tuercas para levantarlas con unas argollas y una trócola. Era el complemento a la presentación de los autobuses que hiciera el señor De Moya, en su día. Bienvenidos a los bienaventurados que nos gobiernan.