El interés anodino

07 nov 2018 / 11:17 H.

Estamos hartos de sentir voluntades y manifestaciones de seguimiento puramente interesadas, pero poco hay de cierto, casi a todos les mueve un algo del que creen se beneficiarán, sea en lo personal o lo profesional. La máxima es llevarse bien con todo el mundo, como si de eso dependiera el bienestar. Es falaz, no me creo casi nada y casi a nadie, se lanzan cortinas de humo con frases logo ya muy manidas a estas alturas, pero lo peor no es eso sino que es precisamente todo ello lo que se demanda por los comunes. Una palabra discordante o una ironía cargada de aportaciones es celosamente rechazada y su creador lapidado, pero en privado. No puedes salir de los parabienes, de la palabrica inofensiva o la carilla sonriente aunque detestes con profundidad a tu interlocutor o simplemente tu opinión sea justo lo contrario, renunciando, una vez más, a la verdad. Ese es el retrato que hago de una farisaica sociedad, donde la sinceridad no gusta nada, hiriendo sin quererlo al oído mal acostumbrado. ¡Todo está bien, eres estupendo!, pero yo digo: y una... Mañana lo verás claro y puede que te hagas antisistema.