El globo que no se desinfla

16 dic 2018 / 11:34 H.

Escribir sobre la situación de Cataluña y aportar algo diferente no es fácil. En estos últimos meses ha sido uno de los temas que a diario han ocupado las portadas de los informativos. Sin descanso, lo que quiere decir que, a pesar de los esfuerzos de unos y otros, de los caminos abiertos, de las intenciones de resolver este problema, nada o casi nada se ha avanzado. Muchos creían que, una vez pasados los primeros meses tras el referéndum poco serio del 1 de octubre, y tras la encarcelación y huida de algunos de sus dirigentes, el globo del independentismo acabaría por desinflarse paulatinamente. Nada más lejos de la realidad. Por cada uno que quiere pinchar ese globo, hay otro dispuesto a poner sus pulmones para llenarlo. Jóvenes universitarios han sido manipulados y educados en escuelas y en familias durante las últimas décadas por aquella causa que, desde la lejanía, muchos vemos descabellada. Atrás quedaron imágenes en las que el himno nacional se respetaba en Cataluña durante la celebración de actos oficiales. Muchos de los que ahora silban nuestro himno o queman nuestra bandera, no habían nacido cuando en el ya lejano 1992 unas Olimpiadas dieron al exterior una imagen de Barcelona como parte de España, que hoy resulta totalmente irreconocible.