El eterno número dos

17 abr 2017 / 11:01 H.

Lleva casi lo mismo en política que en el ejercicio de la abogacía. Media vida dedicado al servicio de lo público y a disposición de un partido que le regaló buenos y regulares momentos. El eterno número dos camina hacia la despedida de una etapa forzado por circunstancias ajenas a su voluntad. No estaba en su agenda abandonar el cargo que ocupa desde hace nueve años en la calle San Clemente. Estar en la Secretaría del Partido Popular de Jaén significaba situarse en el escalón perfecto para llegar a la cúspide de la Presidencia. Subir hasta lo más alto era algo parecido a una obsesión. Le faltó la mano amiga que resulta impepinable cuando, por más que sobren las fuerzas, hay quienes tiran de la cuerda para hacer los honores a la teoría de la gravedad. Miguel Ángel García Anguita (Jaén, 1951) quiso ser alcalde de su tierra y no lo fue. Siempre hubo alguien entrenado para ese salto de vértigo necesario para llegar al primer peldaño sin pestañear. Soñó con liderar su partido y tampoco lo conseguirá. La democracia interna de las siglas a las que se afilió hace veintidós años y la falta de filin con quien presume de liderazgo rompen con un sueño indestructible.

La dirección andaluza quiere huir de los estruendos en los congresos que están a la vuelta de la esquina. En la provincia la amenaza de la algarabía era seria y, a medida que pasaba el tiempo, el ruido comenzaba a ser ensordecedor. El actual presidente, José Enrique Fernández de Moya, dio un paso al frente —en falso— para continuar con el control del aparato cuatro años más y, antes de cantara el gallo, le salió un rival cada vez más fortalecido por el municipalismo. El alcalde de Porcuna, Miguel Moreno, anunció sus pretensión de provocar la renovación en el seno de una fuerza política disciplinada hasta la extenuación. El secretario de Estado de Hacienda, por mandato de la “divinidad” nacional, no tuvo más remedio que elegir entre seguir con la cartera que le otorgó su paisano Cristóbal Montoro o dejar Madrid para continuar como presidente de Jaén. Deshojó la margarita en lo que dura un suspiro. Claro está. El caso es que le salió el tiro por la culata por aquello de la incompatibilidad de cargos y, antes de “achantar la mui”, vio en el alcalde de Santisteban del Puerto, Juan Diego Requena, todas las cualidades para ser el próximo presidente provincial del Partido Popular. El grito en el cielo puso Miguel Ángel García Anguita en aquella reunión en la que vio la única oportunidad de salir a hombros y por la puerta grande. El dos, que aspiraba a ser el número uno, anunció candidatura en un arrebato indescriptible y, cuando las aguas volvieron a su cauce, comunicó una retirada a tiempo.

Legitimado para posicionarse como militante donde le dé la real de la gana, esta mañana anunciará que está con Miguel Moreno y, por supuesto, contra el mismo aparato que lo nombró secretario provincial. El cisma que hay en la provincia entre quienes apuestan por la renovación de Miguel Moreno y quienes buscan la continuidad de Juan Diego Requena tiene su reflejo también en la capital. Miguel Ángel García hará lo que esté en su mano para convencer a sus “fans” de que son más cómodos los patucos de Porcuna que los castellanos de Jaén, por más que él los calce. No le duelen prendas en cambiar de estilo en una etapa de su vida en la que está de vuelta de todo y en la que, si aspira a algo, es a jubilarse como parlamentario. Él, que entró en política después de presidir el Real Jaén, estuvo veinte años como concejal en el Ayuntamiento de su ciudad y se quedó a las puertas de conseguir el privilegio que tuvo su tío Eduardo Ortega Anguita: ser alcalde de Jaén.