El donante de sangre

Hoy, catorce de junio, es el Día Mundial del Donante de Sangre. Pero ese acto tan generoso, que es donar sangre, no siempre ha sido acogido de buen grado por la ciudadanía, desde principios del siglo pasado. Durante mucho tiempo, ha necesitado de contundente constatación científica que evidenciara los resultados tan beneficiosos que conlleva una transfusión sanguínea. Después, ha sido indispensable el respaldo de las instituciones públicas, en inversiones, en formación de los profesionales y en información de los ciudadanos, para superar que el miedo a lo desconocido genere desconfianza. De hecho, en sus inicios, incluso llegara a prohibirse su práctica, por los resultados fatales que se obtuvieron y porque se creía que se transmitía, con las transfusiones, las características de los donantes. Pero los avances inmunológicos, desde entonces, y los descubrimientos puestos en práctica con las guerras mundiales, del siglo pasado, demostraron su eficacia para salvar vidas. El resto ha sido el resultado de las innumerables campañas publicitarias, que, desde siendo niña, recuerdo haber visto. La motivación es fundamental para este tipo de gestos, y el conocimiento de satisfactorias experiencias personales, de cada cual, han contribuido, poderosamente, en que la donación de sangre, hoy en día, sea una cuestión totalmente asumida. Raro es que en cada familia, no haya algún caso, o varios, de donantes de sangre. Es una gran satisfacción ser testigo de la gran acogida que tiene entre los jiennenses las campañas de extracción sanguínea, que, de vez en cuando, se llevan a cabo en lugares como en el Campus de Las Lagunillas, para sensibilizar a la comunidad universitaria, o en los distintos municipios de nuestra provincia. Lástima que el acelerado ritmo de vida que llevamos, la gran parte de la población, nos impida ejercer, con más frecuencia esta solidaridad.