El día del recuento

Seguimos aunando pesadillas. Después de pasar la campaña electoral más divertida, aunque sin bailes de ocasión, ya a uno no le quedan ganas ni de escuchar villancicos. En verdad , si he podido ver las dos Españas muy diferenciadas: la que reverdece con los partidos emergentes y la otra de empacho donde don Mariano Rajoy, ha ido como el tren de la bruja de pueblo en pueblo, eso sí, guardando las distancias. Le vimos jugar al dominó, futbolín y hasta recordando en Telecinco que era un fiel seguidor de los Brincos.

Como buen lince, cuando le convino se refugió en Doñana, en unas meditaciones que luego le sirvieron de poco. Siguió repartiendo mentiras a diestro y siniestro. Incluso en un momento, tras las primeras informaciones del ataque a la embajada española en Kabul, me recordó al pasaje vivido en su día con lo del 11-M, luego dos semanas después, sabemos que fue un ataque en toda regla y no una bala perdida de alguien que pasaba por allí, máxime cuando no enarbolaba ni bandera española. Espero tenga ahora más tiempo para meditar y seguir creando empleo. Mande a su ministra Fátima a suplicar a la Virgen del Rocío, y no nos sigan metiendo el rollo de la creación de empleo. Si jamás se conocieron tal cantidad de contratos por horas a la semana y tan temporales. Además cuando entró a gobernar, los parados en ese tiempo, tenían cobertura un 75%, ahora un 55%. Es más, ha seguido usted acompañado durante la campaña por la corrupción, esa tan cercana, tan diversa, como bastiones tomó a última hora, al número 2 al Congreso por Segovia y que fue encargado de presentarnos la ley de transparencia, amén del embajador en la India. Acompañados por los tejemanejes del honorable Villa, director de la TV de Castilla-La Mancha y que la señora Cospedal da el visto bueno de que se gastara 130.000 euros, con la visa oro, en comidas, bebidas y grandes superficies. Mientras, los de la TVE, se manifiestan por la manipulación. Si no hemos logrado echarle, por higiene democrática. ¡Váyase señor Rajoy!