El Club de los Idiotas

Vivimos instalados en la realidad del esperpento. Resulta que las personas significadas envueltas en cuestiones judiciales o que rondan a corruptos y corruptelas, son tan ignorantes como olvidadizos. Cristina de Borbón no sabía qué hacía Iñaki. Mariano Rajoy desconocía por completo las idas y venidas de Bárcenas. Esperanza Aguirre ignoraba la Gurtel. Rato parece que ni estuvo en Bankia. En Valencia el club de zopencos era amplio, nadie sabía nada de lo que ocurría alrededor. Y así, un sinfín de casos más. Me cuesta, me sorprende, y lo peor, me enerva, ver lo alto que llega tanto pazguato. Si realmente no se enteraban se descalifican a sí mismos. Si lo sabían, nos han tomado por gilipollas e imbéciles a los españoles. Y créanme, no sé qué es peor realmente, si que lleguen a tan altas instancias de vida política y social los zoquetes, o que den por cierto que los ciudadanos somos meros papanatas. Muy espabilados no somos, al menos a la hora de darles nuestro apoyo. Por muy tarugos que sean, más flexibles somos con ellos. Lo dicho, el gran circo, el Club de los Idiotas.