El ayer puede volver

19 nov 2017 / 11:22 H.

Basta con oír las nostálgicas canciones que recuerdan y añoran los años pasados y que casi siempre afirman lo contrario del título con el que encabezamos este breve artículo. Lo más conocido en tal sentido lo dijo Jorge Manrique en las famosas estrofas de las Coplas a la muerte de su padre: “...cualquiera tiempo pasado fue mejor...”.

El no regreso del ayer y que lo anterior fue mejor, como todas las generalidades, es relativo y no siempre acertado. Como cualquier acto humano depende de quién lo cuente y a quien se refiera. Así, sobre la Historia, hay una gran seguridad de que, si se repite el pasado, el futuro vuelve a repetirlo; y que si lo mejor que vivimos antes es peor que el presente, pregúntenles a quien les toca la lotería o a los parados que encuentran un contrato por tiempo indefinido, entre otros muchos ejemplos.

En palabras de Baltasar Gracián: “Vamos subiendo por las escaleras de la vida, y las gradas de los días que dejamos atrás, al mismo punto que movemos el pie desaparecen; no hay por donde volver a bajar, ni otro remedio que pasar adelante”. Pensamiento con el que coincidiría Antonio Machado en sus versos: “Al andar se hace camino, / y al volver la vista atrás/ se ve la senda que nunca/ se ha de volver a pisar.” También W. Shakespeare lo reflejo en estas bonitas palabras: “El tiempo es algo que no vuelve atrás, por lo tanto, planta tu jardín y adorna tu alma en vez de esperar a que alguien te traiga flores.” Por último, me viene a la memoria las palabras de la Madre Teresa de Calcuta, “Dejen el pasado a la misericordia, el presente al amor, y el futuro a la providencia”.

Lo que sucede con la mayoría de las personas consideradas individualmente vale también para las instituciones y los colectivos; es, pues, una de las muchas paradojas con las que no encontramos los seres humanos. En una valoración actual aplicable a los partidos políticos todos sus militantes pueden recordar, en cuanto al gobierno del País, como en el pasado les fue mejor. Es más, les fue también que, posiblemente, pensando en el futuro, legislaron tan deficientemente que el tiempo ha demostrado la insuficiencia legislativa para atajar y desterrar la corrupción, la igualdad de todos los ciudadanos en variados aspectos, la falta de independencia de los poderes legislativo, judicial y ejecutivo, etcétera, etcétera. Los nuevos partidos deben tomar nota por si, llegando al poder, incurrieran en los mismos errores ya que, en tal caso, la Historia acertaría en la repetición de las mismas consecuencias fatales que todavía no se han acabado de borrar de la mente de muchas personas.