El avestruz de Jaén

29 mar 2018 / 08:30 H.

Cuando lo dice el refrán, su razón tendrá. Mal de muchos, consuelo de tontos. En Jaén, más lo que te rondaré, morenaza mía, estamos acostumbrados a ser más pacientes que el santo Job, dispuestos, a la fuerza ahorcan, a verlas venir, porque a verlas llegar, echa guita a la cometa. Al grano, y dejo los recovecos literarios para otra ocasión. De Madrid a Córdoba, Sevilla y Málaga, montados en el AVE van. De Madrid a Jaén, que si quieres arroz, Catalina, pero no se preocupen, que en esta vida hay remedio para todo, y si no lo hay, lo buscamos. En vez de montarnos en el tren de alta velocidad, nos subimos en el avestruz, esa ave que pone los huevos tan gordos y con ellos podemos hacer una tortilla de patatas para diez, y lo que sobre para el gato miau. Memorizar es saludable, aunque picque como el sarpullido. Jaén nunca fue favorecida con los trenes. Del célebre tren botijo hemos pasado al chacachá que, aunque más moderno, sigue siendo el hazmerreír de esta provincia que paga sus impuestos, pero que las obras de palacio siempre van despacio.