Educación en valores

15 jun 2017 / 12:01 H.

El cuerpo de Ignacio Echeverría ha llegado a España siete días después del atentado de Londres. Durante una semana hemos asistido atónitos, expectantes y desconfiados (con razón), al ostracismo que ha mostrado el Gobierno inglés con el nuestro en lo referente a la desaparición de un ciudadano Español en la ciudad de Londres.

Pudiera ser que los protocolos ingleses sean muy “minuciosos”; tal vez se trate de razones de Estado; cabe la posibilidad de que a las puertas de unas elecciones generales estuvieran sus cabezas en otras cosas y pudiera ocurrir que hayan tratado de esconder la inoperancia de sus sistemas de seguridad, posiblemente mermados por los recortes que la lideresa británica aplicó con mano dura.

Inglaterra sigue siendo “La City” por excelencia, pero me da a mí que este gran país gobernado por la esperpéntica Theresa May ( que aspira a ser la “octava copia” de la Dama de Hierro ), no ha caído en la cuenta de que seguimos estando en la Unión Europea y no somos una colonia inglesa de las de su época de esplendor. Nosotros también tuvimos gloria y en nuestro imperio no se ponía el sol. En este caso desde luego han dejado mucho que desear aunque solo sea diplomáticamente hablando. Seguramente todas las neuronas las tengan puestas en el Brexit para salirse de Europa, al igual que nuestra Generalitat... de Calaluña las tiene puestas en su “brexit” particular para independizarse de España. Divide y vencerás. Entre tanto estamos siendo objeto de un terrorismo atroz que castiga al Viejo Continente, al que pertenecemos los países que queremos (o queríamos) hacer de la unión, del respeto, de la tolerancia y de la compasión, un modo de vida.

Es esta Europa la que se manifiesta, cada vez que los intolerantes y fundamentalistas siembran el terror cobrándose víctimas. Somos nosotros, y no las comunidades y países árabes, los que salimos a la calle a denunciar y a defender esos valores. Somos también los que, entre otras muchas cosas, defendemos al diferente, al otro. Es por eso que queremos inculcar apertura y valentía, no miedo y cerrazón, que dan como resultado que un hombre joven, español y educado a la manera democrática, se enfrentase en un país que no era el suyo, a esa banda de fundamentalistas criminales que estaban acuchillando en nombre de Alá.

Echo en falta las manifestaciones de repulsa y condena de esas comunidades musulmanas, en cualquiera de los países donde se atenta.

No es el arrojo del valiente o del patriota lo que se ha puesto de manifiesto, tampoco es cuestión de “tenerlos bien puestos”, ni de hacer exaltaciones de nacionalidad, es objeto de que mal o bien en esta denostada Europa de la amenazada Unión, aún perviven modelos educativos y sociales que enseñan a caminar por la vida con el principio de la solidaridad y de la compasión, que no es otra cosa que ponerse en el lugar del otro y así actuar en consecuencia. Que descanse en paz Ignacio Echeverría, un hombre joven, español y residente en Inglaterra, que con un simple monopatín tuvo el valor y la determinación de enfrentarse a lo peor de la especie humana para salvar vidas, a costa de la suya propia.