Dramaturgos andaluces

21 oct 2017 / 11:18 H.

Hay mucho talento en dramaturgos andaluces que actualmente viven en Madrid. Como el jiennense Jesús Campos, un veterano autor, de larga y brillante trayectoria, que el año pasado estrenó en el María Guerrero “Y la casa crecía” (como ya reseñamos aquí). O el también jiennense Alberto Conejero, cuya pieza, “La piedra oscura”, una obra de atmósfera poética, deslumbrante y desgarradora, ha estado dos años de gira, ha subido a varios escenarios madrileños, siempre a teatro lleno, y ahora se ha estrenado en versión en inglés y en español en el Cervantes Theatre, de Londres, dirigida por Sergio Maggiolo. Y Paco Bezerra, natural de El Alquián (Almería), tiene una voz propia a sus 39 años. Acaba de estrenar “Dentro de la tierra” en el madrileño teatro Valle Inclán, una obra compleja, punzante y de un extraordinario fondo poético tanto en el texto como en la puesta en escena de Luis Luque.

El análisis de “Dentro de la tierra” resulta complicado, porque la obra no da ideas sino poesía. El espectador, finalmente, no sabe si ha asistido a lo que el autor pretendía que fuese una representación de la realidad, o a la exposición de un sueño. Pero en eso consiste el teatro, en una forma de desatar la imaginación del público. Y esta obra lo consigue. El protagonista, Indalecio, personaje bien defendido por Samy Khalil, alter ego escénico del autor, dice en un momento de la función en referencia a sus deseos de escribir: “Más que un tema, lo que tengo en la cabeza es un pensamiento”. A “Dentro de la tierra” hay que leerla más como un pensamiento que como una trama teatral.

La obra toma como excusa los invernaderos para formular numerosas reflexiones sobre la vida en medio de una agradable música lorquiana: en determinadas frases, en algún personaje, en la puesta en escena. De manera remota, la escenografía recuerda a la de ‘Doña Rosita la soltera’, en el montaje que en 1980 estrenó Nuria Espert dirigida por Jorge Lavelli. Aunque aquello eran flores que se marchitaban, como Doña Rosita, y ahora son tomates excelentes en la apariencia pero muy amargos en el proceso de elaboración.

“Dentro de la tierra” es una obra que clama contra la corrupción a pequeña escala, la más invisible, pero la que finalmente justifica a la otra. Y es también una obra contra la xenofobia y contra la homofobia. Uno de los personajes, el hijo mediano, dice: “Los moros no sirven más que para recoger tomates”. E Indalecio lamentará en relación a lo que su familia hace con el hermano mayor: “Le atan las manos para que no se note que es amanerado”.

En “Dentro de la tierra” destaca la interpretación llena de veteranía, talento y verdad de Julieta Serrano, actriz sabia y rebosante de vitalidad a sus 84 años, que hace un delicioso monólogo con su personaje de “La Quinta”, una curandera, y al hacer mutis con toda la destreza de la vieja escuela casi arranca el aplauso del público. La función sube varios palmos mientras Julieta Serrano permanece en el escenario. Esta actriz inmensa cumple ahora 60 años sobre las tablas. “Dentro de la tierra” es una obra con una estética fabulosa y un tono onírico permanente. Cuya clave reside en las palabras que pronuncia el protagonista nada más arrancar la función: “Cando uno mira hacia atrás y ve su vida, ésta siempre aparece como un sueño o un cuento”.