¿Dónde estará mi tren?

12 ago 2018 / 12:07 H.

Manolo Escobar nos mantuvo en vilo durante décadas mientras se preguntaba por aquel famoso carro que le robaron estando de romería. Aunque nadie pareció darse cuenta, el carro aparecía en la misma canción pero en una estrofa que nunca tarareábamos. Los jaeneros amantes de otro tipo de vehículo, el ferrocarril, podríamos preguntarnos por el destino de “nuestro tren” en otra coplilla aunque, a buen seguro, no tendría una letra con gracejo sino más bien de enojo, incomodidad y hastío. De vez en cuando se oyen cantos de sirena, al estilo de los que Ulises escuchaba en su periplo, tratando de convencernos de nuevas excelencias, mejoras geniales y líneas refulgentes. Una de esas baladas la acabamos de percibir, entre infundadas algarabías, hace apenas horas. Tal parece que nuestra olvidada provincia —que no la capital— va a recuperar la conexión diaria con Madrid y Granada por ferrocarril desde Linares Baeza excepcionalmente por la vía de Moreda y solo mientras se consigue la llegada del AVE a Granada. Como diría la Montiel ¿esto qué es lo que es? Que un viejo Talgo “admita viajeros” giennenses en una estación camino de la desmantelación no parece un logro por el que echar campanas al vuelo sino todo lo contrario. ¿Dónde está nuestra conexión AVE con Madrid? ¿Dónde nuevos equipos que nos hagan olvidar los MD en los que a veces no funciona una puerta o está condenado un WC? Ni siquiera existe un enlace oficial que nos permitiera subir al AVE en Córdoba sin esperas vía Madrid o Barcelona. ¿Qué fue de aquel AVANT implantado hace unos años para acceder a la línea de alta velocidad en Córdoba? ¿Qué fue de las muchas líneas que se han ido suprimiendo? ¿Cuántos años de estoica espera nos quedan para estar incluidos en la red de alta velocidad? ¿Será alta velocidad o velocidad alta? Porque hasta en ese detalle existe controversia. Decididamente nuestro tren está perdido. Nos lo arrebataron, no se sabe bien en qué aquelarre —o sí—, unos políticos a los que se suponía interesados en nuestro bienestar. Quizá, como decía Manolo, les interesó quedarse con algo que relucía y nos dejaron sin él o sencillamente “sin atalaje”. En Granada se produjeron manifestaciones masivas por “su” tren. En Jaén, una vez más, las quejas fueron, son, susurros apenas inaudibles. Se diría que no nos importa ver desvanecerse el ferrocarril. Es muy caro, comentan algunos, pero tampoco se les ve llenando los cinco vagones del Media Distancia, más apañadito de precio aunque podríamos discutir sus prestaciones. ¿Una nueva estación? ¿Para qué? Aquí somos de carretera y manta, que da mucha libertad, dicen. Y, otra vez en la historia, vamos camino de quedarnos fuera y literalmente, “perder el tren”.