Día segundo

20 feb 2018 / 09:16 H.

Cuaresma. Jaén es clamor afligido y penitente. Por la senda de los naranjos, bajo una ambulante tristeza de nubes, entran al templo cofrades y devotos de la hermandad blanquimorada. Se celebra el Septenario desde 1888, cuando comenzaba el culto a las cuatro de la tarde. Solera cofrade. Por un momento, al traspasar el cancel, podremos entrever, con los ojos de la memoria, a un insigne caballero jaenés de fina estampa; cristiano viejo, historiador de nuestras costumbres, delicado y sensible escritor. Se ha cumplido este año el primer centenario de su nacimiento: Rafael Ortega y Sagrista, cofrade expirante; devotísima y probada fidelidad a su amado Cristo jaenero. Cierro los ojos y revive ante mí: en el primer banco de la nave de la epístola, ajeno a todo, hojeando su devocionario de páginas ambarinas, de vez en vez eleva hacia el retablo una mirada furtiva, mansa y tímida, y se velan sus ojos, en el ansiado encuentro, por una neblina de pasión ineluctable. “En verdad te digo que hoy estarás conmigo en el Paraíso”. Así habló el crucificado a Dimas, el ladrón ajusticiado a su derecha, que le solicitó acceso a su Reino. Un hoy que es ayer, y mañana, porque el tiempo no existe para el creador del Universo. La plegaria cofrade es idéntica a la del ladrón moribundo. Acuérdate de nosotros, señor de la historia. No te olvides de nuestra existencia, pues nos disolveríamos en la nada. Luto en la plazuela. Tarde herida de muerte. Germinan luceros en el jardín de la noche. Rasgan los aires sutiles clarines que presienten la llegada, en añorada lontananza, de la primavera. Prosigue el culto. Incienso que nubla el entendimiento, tradicional oratoria, rezos cómplices, liturgia precisa, finura del calvario cofrade, recuerdos añosos, ansia de amor, pasión por la tierra. ¡Jaén de los siglos! Septenario de la Expiración.