Los tres
Leer un libro nos suele resultar divertido y nos descansa la mente, y ésta, creo yo, es su primera misión. Pero si además de entretenernos, podemos aprender con él, la cosa se pone mejor, porque ya las palabras no se las va a llevar el viento. Más aún, de entre las cosas que queremos aprender, unas, evidentemente, nos servirán más que otras. Y hablando de libros, me viene a la memoria que, cuando yo era niño, en el colegio nos enseñaban qué tres libros eran los más leídos en el mundo; y eran la Biblia Católica, el Quijote y la Divina Comedia. Los tres tienen en común que son edificantes y sabios, especialmente el primero, porque está dictado desde el Cielo; y después está el segundo, explicado desde la Tierra, y el tercero, argumentado desde el Infierno; porque la Biblia nos recuerda que el hombre es el ser supremo del Universo, pero a los pies de Dios; porque el Quijote es un excelso compendio de enseñanzas; y porque la Divina Comedia nos viene también a recordar, como los dos anteriores, que no todo vale y nos advierte del humo que son las palabras vanas. Creemos que nunca moriremos, que qué más nos dan esas enseñanzas. Pero eso también es humo. Hay que iluminar la oscuridad.