De color naranja

30 abr 2018 / 08:22 H.

No hay un partido político en toda España que viva mejor momento que el que impregna todo de color naranja. Las estadísticas juegan a su favor, sus representantes tienen en sus manos la llave de un buen puñado de gobiernos y el número de afiliaciones sube como la espuma. La provincia de Jaén es la que más contribuye, en este momento, al incremento de militantes. Ciudadanos tiene, en este sentido, una deuda importante con el Partido Popular. Las diatribas internas en la calle San Clemente, por culpa de unas elecciones primarias que llegaron incluso hasta los mismísimos juzgados, causó el monumental enfado de una corriente crítica que se mantuvo fiel a sus principios y que terminó con la solicitud de la baja de la fuerza política que preside Mariano Rajoy y con la petición del alta de la que lidera Albert Rivera. Rocambolesco y, sin embargo, tan real como la vida misma.

No fue fácil tomar una trascendental decisión para quienes llevan prácticamente toda su trayectoria política bajo la disciplina de unas siglas. El alcalde de Porcuna, Miguel Moreno, se enfrentó a su homónimo en Santisteban del Puerto, Juan Diego Requena, para presidir el Partido Popular cuando la dirección nacional declaró la incompatibilidad de cargos a José Enrique Fernández. Queda claro que el aparato eligió al santistebeño para suplir la ausencia física del expresidente y, aunque lo intentó, no pudo frenar la fuerza de un buen puñado de municipalistas con ganas de cambiar asuntos internos considerados coto privado. Conocidos son de sobra los acercamientos para propiciar una integración que, a todas luces, no llegó a buen puerto. En primer lugar, porque no todos se sumaron al proyecto, ni siquiera el líder del movimiento llamado “Jaén Adelante”, Miguel Moreno. Y, en segundo lugar, porque después de casi tres meses de aquella rúbrica dialéctica, los críticos que ya no lo son siguen a la espera de un consejo de dirección que ratifique todo lo prometido. El caso es que quienes se negaron a secundar una integración que no cumplía las expectativas generadas en este sector abandonaron las siglas populares y, reunidos en amor y compañía, decidieron unir sus fuerzas bajo un paraguas con un ideario de centro reformista altamente compatible. Cinco alcaldes y decenas de concejales y de militantes, que se dice pronto. Algunos todavía permanecen en el grupo de los no adscritos, pero las fuerzas consultadas contabilizan ya en torno a ciento sesenta afiliados a las siglas de Albert Rivera. Quedan muchos en el camino, porque hay que tener en cuenta que quienes tienen un cargo público no pueden entrar en Ciudadanos hasta que abandonen su acta. La fuerza naranja aporta amparo nacional y ellos contribuyen con una necesaria estructura municipalista bastante trabajada.

Aldeaquemada, Albanchez de Mágina, Castellar, Cárcheles, Arjonilla, Quesada, Jamilena, Torredonjimeno, Martos, Porcuna, Larva, Fuensanta de Martos, Higuera de Calatrava, Orcera, Cazorla, Bedmar, Jódar, Benatae, Peal de Becerro, Orcera, Jabalquinto y otros cuatro municipios más pendientes de cerrar flecos ya tienen sus agrupaciones preparadas para presentar candidatura a las próximas elecciones municipales. Hay que tener en cuenta que algunos de los cabezas de lista que sus vecinos los eligieron por ser del Partido Popular, aparecerán ahora en las papeletas de Ciudadanos y, en muchos casos, sobre todo en aquellos de menor población, sus electores son más fieles al rostro que al partido. Es decir, quien vota al alcalde de Aldeaquemada vota a Manuel Fernández, no al partido por el que se presenta. Eso por poner un ejemplo.