Cuidado con la cántara

06 feb 2018 / 09:26 H.

No creo que exista un mortal hispano que no conozca el cuento de la lechera. Pues viene bien recordarlo porque el Real Jaén lleva la cántara sobre la cabeza, pero aún no está segura. Ya hemos visto que estuvo a punto de caerse en Torremolinos. Yo diría que, en realidad, se cayó, pero tuvo la suerte de no romperse porque las opciones de alcanzar el “play off” siguen existiendo. Pero hay que tener mucho cuidado en no dar otro tropezón tan inexplicable y triste como el sufrido en el malagueño campo de El Pozuelo. No se puede andar reservando a jugadores y hacer rotaciones, hasta cierto punto innecesarias por el momento, pensando en que el equipo llegue fresco al “play off”, cuando la cántara sigue sobre la cabeza y la clasificación no se ha conseguido. Y esta es la premisa más importante que debe perseguirse. Con descuidos como el del domingo pasado no va a ser fácil, ni mucho menos.

Entiendo que una plantilla que nació descompensada en sus líneas no haya podido conjuntarse cuando hubo por medio un cambio de entrenador y un enorme —y a veces tardío— trasiego de jugadores que se fueron unos y otros que vinieron. Ballesta dice que ya tiene las piezas que necesitaba, pero sí ha tenido tiempo para conocer bien las posibilidades de los que estaban de principio. La llegada de los nuevos debe servir para completar el conjunto, pero no para confeccionarlo de nuevo. Sería tarde, seguramente, porque esa labor necesita un tiempo. Y el tiempo se va acortando. Los equipos aprietan en la segunda vuelta, cada uno tratando de alcanzar sus objetivos, unos para subir y otros para no bajar. Y los errores se pagan caros. La derrota en Torremolinos ha dolido, por inesperada y por la forma en que se produjo, porque allí el Real Jaén no tuvo fútbol ni eficacia, es más, quienes fueron testigos dicen que no tuvo ni presencia. Esto duele a la afición.

Hasta ahora, a excepción de los goles iniciales de Pedro Beda, ninguno de los jugadores nuevos ha tenido una incidencia importante en el rendimiento del equipo. Juan Carlos levantó muchas expectativas agradables en sus primeras apariciones, pero se ha ido diluyendo. No sé qué pasa con él, quizás porque tiene exceso de peso o falta de continuidad. Pero hay que esperar mucho más de él si se le da la oportunidad y la confianza suficientes. Sea como fuere, la medular sigue sin identidad.