Cuando informar no es alarmar

19 feb 2016 / 09:45 H.

Si yo fuera madre, me gustaría que me avisaran. Sería decepcionante que ni la dirección del centro educativo, ni el Ayuntamiento, me advirtieran de que existe un riesgo para la salud de mi hijo. Yo decido qué es lo mejor para su futuro, y para eso necesito tener información y calibrar las peligros. Otros, sin embargo, consideran que es alarmar. Pero, cuando se trata de amianto, ninguna alerta es exagerada. Más aún si, como dice el alcalde de Torreblascopedro, Juan María Ruiz, este material está presente en columnas que los menores tocan a diario. Dice la Junta que si no se manipula, no hay riesgos. ¿Entonces, qué pasa con las columnas? Puede que las formas no hayan sido las mejores o, simplemente, que no estamos acostumbrados a ellas. Decir tan a las claras que, durante años, niños han estudiado en un colegio con amianto y que esto puede producirles cáncer es alarmar, o es hablar de forma políticamente incorrecta. Prefiero la “imprudencia” antes que el desconocimiento. Porque el acceso a la información es fundamental, un derecho del que nadie se debería ver privado. Ya calibraré yo si es alarmante o no.