Coser y cantar

24 jul 2017 / 11:34 H.

Ya está todo preparado para que Susana Díaz, después de aquel billete de ida y vuelta a Madrid, fije sus raíces en la tierra que le dio la oportunidad de subir hasta los altares de la política. El próximo fin de semana se celebrará el congreso regional en el que reúne todas las papeletas para realizar un paseo triunfal con una puesta en escena al más puro estilo americano. El “happy end” está garantizado en un cónclave perfectamente amarrado y con guinda del pastel incluida. Pedro Sánchez, el contrincante que consiguió su derrota en aquellas primarias de hace “dos días”, asegura su presencia con un cierre de unidad, besos y abrazos.

Los “congresillos”, la antesala de la gran cita, se celebraron en las ocho provincias sin más cera que la que arde. Tuvieron más chicha las asambleas locales que los congresos provinciales. Hubo alguna en las que las chispas saltaron por los aires y no hizo falta llegar a la jornada de resaca para que se disiparan en forma de espectáculo pirotécnico. Mucho ruido y pocas nueces o interpretaciones mal intencionadas de los intermediarios que buscan titulares en cuanto arrecia la sequía. Suele ocurrir que, cuando hay alguien empeñado en contar medias verdades, la confrontación entre iguales desaparece y, aunque la sangre llegue al río, el enfrentamiento se desmorona y aflora la libertad de ideas dentro de un mismo catálogo político. Basta con preguntar a Julio Millán o a Matilde Cruz para saber qué pasó realmente en la reunión de la agrupación socialista de la capital preparatoria del congreso provincial. Nada, no pasó nada. Son las cosas del directo. La tensión quedó en el cajón del olvido, como quedan los versos sueltos necesitados de protagonismo en estructuras perfectamente armadas para continuar con el espectáculo.

El caso es que Susana Díaz tiene confirmada una reelección tranquila al frente del Partido Socialista en Andalucía. Sus afines representan más del noventa por ciento de los delegados que tendrán derecho a voto el último fin de semana de julio. Sirva de ejemplo lo que ocurrió en Jaén. Había dos listas en disputa el sábado pasado. Sin embargo, se impuso con un 88,3% de respaldo la del líder provincial, Francisco Reyes, que encabezará una delegación de 61 integrantes y sin “sanchistas” que les ladren. La alternativa que los críticos presentaron con Valeriano Bermúdez, portavoz de la plataforma de apoyo a Pedro Sánchez en la provincia en las primarias celebradas en mayo, se quedó en un 9,8% de los votos, la mitad de los necesarios para haber tenido opción a imponer sus delegados. El informe de gestión cosechó un 94,2% de los apoyos, con 214 a favor, frente a 10 en contra y tres abstenciones. La situación, extrapolable al resto de las provincias andaluzas, hará que el 13 Congreso Regional del PSOE, con cita en Sevilla, sea algo similar a una balsa de aceite.

La batalla interna se centrará en obtener la mayor representatividad en la nueva ejecutiva que modele la actual presidenta de la Junta de Andalucía. Los jiennenses pugnarán por mantener a Micaela Navarro en el timón del barco y, aparte de las dos secretarías y la vocalía que lucen en la actualidad, habrá lucha por aumentar el cupo de la representatividad de una tierra que, en un panorama electoral sombrío, puede presumir de tener el mayor porcentaje de voto socialista. No bastará con mantener el tipo. Las negociaciones contrarreloj, en las jornadas previas al cónclave, se sucederán. Susana Díaz, dispuesta a coser y cantar en Andalucía después de una amarga derrota en España, no tendrá más remedio que dar puntadas con hilo de pescar para amarrar la flota con el propósito de que el partido que está llamada a liderar navegue sin contratiempos cuando el mar hace mucho tiempo que dejó de estar en calma.