Cosas nuestras

01 feb 2018 / 09:28 H.

Los dichos tradicionales y los refranes tienen su contenido en esa autoridad que da la experiencia. Eso de que “el diablo sabe más por viejo que por diablo” tiene cierta lógica. Pero no crea nadie que los viejos somos sabios. Hay cosas que, porque las hemos conocido, estudiado o vivido, las sabemos bastante bien y, otras, de las que pese a haber convivido toda la vida con ellas, no sabemos ni jota, al menos, en profundidad. Miren que yo, como todos los jiennenses, he nacido y vivido a la sombra de los olivos, pero si me preguntan algo fuera de lo común sobre este árbol tan nuestro solo puedo decir que soy un adicto enamorado del aceite y que me encantan las aceitunas. Recuerdo que cuando desayunaba en el bar mi media tostada con aceite y un toque de sal, el “barman”, con disimulo, me retiraba la aceitera porque abusaba. Pero no me pregunten más porque me pondrían en un aprieto.

De esta ignorancia mía por el misterio y grandeza de nuestro aceite de oliva me percaté hace pocos días, en una tertulia en el bar Los Jardinillos, con mis entrañables amigos Gustavo Martínez y su sobrino, el abogado Jaime Hermoso. Ellos, aunque profesionalmente se desenvolvieron en otras profesiones, son olivareros por naturaleza, por herencia familiar. Cuando hablan de las excelencias de nuestro aceite, yo escucho e intento aprender, aunque creo que no voy a llegar más lejos de esa realidad de que a mí el aceite me chifla y lo saboreo de mil maneras. Pero ellos van más allá, hablan del interés que existe, sobre todo, en los jóvenes olivareros, de ir perfeccionando el producto para que, cada día, tenga mayor calidad y más proyección nacional e internacional.

Y me cuentan de Alberto Linde Bueno, un joven empresario de Torredonjimeno, serio, emprendedor y responsable que se ha lanzado al mercado del aceite de oliva virgen extra de cosecha temprana ofreciendo el producto “Oleo 5”, que para los expertos tiene una categoría que alcanza la exquisitez. Yo no conozco a Alberto Linde, pero mi experiencia sí me da para entender que cuando alguien habla bien de una persona que no está presente es porque debe merecerlo de verdad. Y a mí, como a cualquier jiennense, me gusta que existan personas jóvenes que trabajen, como Alberto, por innovar, impulsar y revalorizar ese producto que identifica y prestigia a nuestra provincia mundialmente.