Contra la cultura de la violencia proponemos la del cuidado

18 abr 2019 / 09:40 H.

El odio y la rabia están diseminados en nuestra sociedad. A cualquier hora y en cualquier lugar nos encontramos con episodios llenos de violencia. Conduciendo nuestro coche en la ciudad salen nuestros más bajos instintos y sacamos lo peor de nosotros, la prisa nos agobia y reaccionamos con violencia. En el fútbol, raro es el día que no asistimos a episodios lamentables de padres increpando a niños y peleando delante de ellos. En la política nos sobran ejemplos de malas relaciones y peores comportamientos de quienes deberían ser ejemplo para los demás... etcétera. Todos andamos nerviosos, acalorados, con nuestros “yo” por delante sin pensar en nadie. Nos sobra egoísmo y nos falta comprensión y paciencia.

Contra esta cultura de la violencia proponemos la cultura del cuidado. El cuidado es la esencia del ser humano. Sin el cuidado de todos los factores que se combinaron entre sí, jamás habría surgido el ser humano. El cuidado es tan esencial que si nuestras madres no hubieran tenido el infinito cuidado de acogernos, no hubiéramos tenido cómo dejar la cuna y empezar a vivir en libertad. Habríamos muerto de hambre. (Leonardo Boff). El cuidado es esencial para vivir.

Todo lo que hacemos viene, pues, envuelto en la actitud que tengamos del sentido del cuidado. Todo lo que amamos también lo cuidamos. Todo lo que cuidamos también lo amamos. El cuidado es tan esencial que todos lo comprenden porque todos lo experimentan en cada momento, sea al atravesar la calle o al conducir el coche, sea con las palabras que dirigimos a otra persona.

Mediante el cuidado se expresan dos sentidos básicos. Primero, significa una relación amorosa, suave, amigable y protectora hacia nuestro semejante. No es el puño cerrado de la violencia. Es la mano extendida para una alianza de vivir y convivir humanamente. En segundo lugar, el cuidado es todo tipo de implicación con aquellos que nos son cercanos y con el orden y el futuro de nuestro país y con la naturaleza. Implica cierta preocupación con nuestro destino. El ser humano es alguien que necesita ser cuidado, acogido, valorado y amado. Simultáneamente es un ser que desea cuidar también. (Leonardo Boff) Y cuando descubre lo esencial que es cuidar eso mismo le provoca la felicidad.

Este cuidado de unos por otros y de todos por todo lo que nos rodea, la naturaleza y nuestra casa común refrena la violencia, no permite la acción devastadora del odio que ofende y mata, y es el fundamento de una paz duradera.