¿Cómo se come esto, maestro?

El que no sabe es un imbécil, el que sabe y calla es un criminal”. Entre la perplejidad y el abatimiento anda media España y la otra mitad, casi también. Las últimas sentencias judiciales no las digiere uno ni con Secrepat. Así que cuando pasa esto, mi método es recurrir a los sabios a ver si me dan un poco de luz. A uno de los que acudo con cierta asiduidad es a Bertolt Brecht, el gran maestro alemán: “Muchos jueces son incorruptibles, nadie puede inducirlos a hacer justicia”. Y es que sobre tiempos revueltos como estos, tan cargados de ramplonería y tan faltos de sustancia, decía: “El peor analfabeto es el analfabeto político. No oye, no habla, no participa de los acontecimientos políticos. No sabe que el costo de la vida, el precio de los frijoles, del pan...dependen de decisiones políticas”. Y sigue: “No acepten lo habitual como cosa natural, pues en tiempos de desorden sangriento, de confusión organizada, de arbitrariedad consciente, de humanidad deshumanizada, nada debe parecer imposible de cambiar”. Algunos saben por experiencia ajena que “hay algo peor que atracar un banco, que es fundar un banco”. Esto lo escribió hace casi cien años y seguimos en las mismas.