Como el agua

09 dic 2017 / 11:31 H.

De todos es sabido, que el pasado año hidrológico ha sido nefasto, en lo que a las precipitaciones se refiere, en la provincia de Jaén. Los litros por metro cuadrado llovidos al año se analizan cual si fuera un indicador de desarrollo económico en una comarca. Cuando lo habitual son 550 litros por metro cuadrado, en muchas zonas de nuestra provincia apenas llegaron a los 300, lo que nos coloca en un ciclo de sequía dura, y lo que es peor, que no tiene visos de cambiar. Este otoño apenas nos ha regalado un par de días de lluvia, y por lo general, con temperaturas demasiado elevadas. Las reservas hídricas en nuestros embalses caen hasta niveles preocupantes y en determinadas zonas se empieza a temer por el abastecimiento de agua potable. El mismo embalse del Quiebrajano almacena un 43% menos que el agua que albergaba en esta misma semana el pasado año, y el Tranco un 50%. Muchos municipios deben realizar obras de emergencia si quieren evitar cortes de suministros. El agua es uno de los recursos más necesarios para el desarrollo social y económico de una zona, de ahí que resulte estratégica la gestión de este recurso para una comarca. El dicho popular reza que “por mucha agua, no es mal año”, y es que, necesitamos muchos litros para nutrir veneros y llenar reservas. En la agricultura algunos se atreven con reglas de conversión de litros a euros, pasando por kilogramos de producción. Las explotaciones oleícolas de secano apenas tienen cosecha, y el árbol se limita a sobrevivir, dejando la producción de fruto para años mejores. A los agricultores no les queda otra que acogerse a sistemas de regadío artificial, que les de cierta estabilidad, dentro de la locura de la vecería de años atrás. La falta de agua se suple con mayores costes, principalmente de electricidad para este riego. Sin embargo, existen dudas de si hay suficientes recursos hídricos como para regar sesenta millones de olivos en la provincia de Jaén. La solución habrá de orientarse hacía otras líneas que no corresponden tanto con el riego artificial o el sacar a los santos de turno, suplicando aguas mil. Existen hoy día, plantaciones de olivar tratadas genéticamente, en la variedad de seto, que optimizan mucho más la gestión del agua, permitiendo una producción excelente con consumos mínimos. Es cierto que padecemos una excesiva dependencia del olivar que nos hace vulnerables, pero gota a gota, el agua, la tierra, y el trabajo, han generado suficiente aceite como para asentar a mucha población en nuestros pueblos. Ante la amenaza de caer en una sequía estructural más duradera que la de otros ciclos, y que harían del lamento victimista un verdadero llanto, se debería avanzar en el desarrollo de estas investigaciones que hagan del cultivo en secano una explotación rentable y sostenible. En lo que al consumo de agua potable se refiere, un estudio realizado por el Consejo General de Economistas sobre la gestión del agua en las ciudades determina que el precio de este recurso en España, incluido abastecimiento, saneamiento, y depuración, es un 35,5% mas barato que en el promedio de Europa, mientras que el precio que pagamos por el suministro de electricidad supera un 28,52% la media de los europeos. Además, en España el derroche de agua es mayor y la eficiencia de las depuradoras dista a la baja de los parámetros europeos. Según este estudio, en Jaén, el porcentaje de la tarifa destinado a abastecimiento es del 35.47%, un 28,80% a depuración y un 35,73% son tasas y cánones, siendo este último destino de los mayores de España. Sin embargo, el índice de esfuerzo que realizan los jienenses para el abastecimiento de agua es del 85,63 siendo 100 la media de España, resultando el más barato de Andalucía. Es un deber de todas las personas el concienciarse sobre un consumo responsable. Y es que algo tendrá el agua, cuando la bendicen.