Carta abierta a Álvarez

19 jun 2017 / 10:19 H.

Estimada consejera de Sanidad de la Junta de Andalucía, Marina Álvarez Benito, compañera, profesional sanitaria, mujer de la que tengo buenas referencias como directora gerente del Hospital Reina Sofía de Córdoba y en los puestos desempeñados con anterioridad. Brillante su trayectoria en la patología mamaria. Medalla de Andalucía. Me siento muy responsable del colectivo de enfermeras en mi provincia, del que tengo el enorme honor y la no menor responsabilidad de ser presidente de su Colegio de Enfermería. Por este motivo, y desde esta ventana abierta que me ofrece Diario JAÉN, me gustaría, en primer lugar, y aunque ya lo he hecho por los conductos reglamentarios, darle la bienvenida y desearle lucidez y el mayor de los éxitos al frente de una Consejería que asume y gestiona asuntos tan relevantes para los ciudadanos como es la salud. Considero que cuenta con buen perfil y buena disposición para escuchar a los ciudadanos, pero también a sus compañeros, a los profesionales que trabajamos en el Sistema Sanitario Público de Andalucía.

Existe, si me permite, una desafección por parte de los sanitarios que empieza a ser considerable. Me centro en mi colectivo, las enfermeras, el más numeroso con diferencia y, en ocasiones, uno de los menos considerados. Me gustaría, como enfermero, pedir para Jaén una Ciudad Sanitaria, de verdad, en condiciones, como nos merecemos los jiennenses. No menos. También me gustaría que no hubiera más promesas, sino actos, hechos manifiestos.

Para mi colectivo le pido un aumento considerable de la plantilla, un incremento del número de contrataciones a enfermeras y que alcancemos las ratios mínimas. Los últimos datos de los que dispongo sitúan a Jaén con 290 enfermeras por cada 100.000 habitantes; mientras que la ratio en Andalucía es de 378,55; en España sube hasta las 529,24 y en la Unión Europea se sitúa en la nada desdeñable cifra de 811 enfermeras por cada 100.000 habitantes. Y un aumento en la plantilla de Matronas. En Jaén 68 enfermeras obstétrico-ginecológicas atienden a una población de mujeres de alrededor de 214.700 con edades comprendidas entre los 14 y los 64 años. O lo que es lo mismo, en la provincia cada matrona atiende a una media de 3.157 mujeres. Sin olvidarme del resto de especialidades.

Pido que las sustituciones de las vacaciones se hagan al cien por cien y que cada especialidad sea sustituida por un homólogo y que desde su Consejería, como responsables de la Sanidad en Andalucía, favorezcan, como ya lo hicieron hace unos años, a que se le dé solución definitiva a uno de los muchos problemas que llevamos arrastrando, como es la prescripción enfermera. Somos cada vez más y más, unos profesionales cualificados. Es más, diría que hasta sobrecualificados. Las últimas promociones de graduados en Enfermería tiene unos niveles de formación impensables hace unas décadas y eso, qué quiere que le diga, me enorgullece, me satisface, me ensancha el pecho. Porque me siento muy orgulloso de las enfermeras, me siento muy orgulloso de ser enfermero. En la Universidad de Jaén casi el total de profesores enfermeros son doctores.

Por todos estos motivos me gustaría que nos tuviera en consideración, que si lee esta carta abierta de un presidente de Enfermería tenga en cuenta lo que le digo. Porque lo que le digo no es otra cosa que la pura realidad de lo que vive nuestro colectivo, de lo que se palpa en nuestra provincia. Estimada consejera de Sanidad, contamos con estudios contrastados sobre el trabajo de la enfermería y su repercusión en la salud ciudadana. Está demostrado que a mayor número de enfermeras menos muertes y mayor calidad de vida. Le expongo una frase de la presidenta del Consejo Internacional de Enfermeras, Judith Shamlan que respaldo completamente: “La riqueza de nuestras naciones depende de la salud de nuestras poblaciones y la salud de nuestras poblaciones depende de la enfermería”. Lo dicho, lucidez y fuerza, condiciones que espero le reporten éxitos en la nueva etapa que recién emprende y que espero sean también los éxitos de los sanitarios y, cómo no, de nuestros pacientes (y su salud), a quienes nos debemos por encima de todo.