Caminos a ningún lado

    16 jun 2019 / 12:04 H.

    Dicen que todo camino tiene un destino, pero también los hay en los que cuesta imaginar hacia dónde se dirigen, cuál es la meta. Dos ejemplos de caminos a ningún lado, inversiones millonarias realizadas con fines ajenos al interés público: la carretera que va de Linares a la estación de Linares-Baeza y el ramal ferroviario hasta Vadollano. La primera hace ya años que sufrió un hundimiento, y ahí sigue, cortada y sin visos de arreglo. Lo más sangrante es que hasta se llegó a construir un paso superior para salvar la A-32 que no fue precisamente barato. Lo del ramal de Vadollano es todo un homenaje al absurdo. Se construye una vía nueva a Linares, a un parque empresarial vacío, y se monta con doble ancho aunque su convergencia con la red convencional es de ancho ibérico. Si cuando se fabricaban vehículos, y había una vía, no se utilizaba para sacarlos de la factoría, ahora puede que su única utilidad sea grabar algún spot publicitario. Lo dicho, caminos a ninguna parte. Decisiones políticas de dudosa utilidad social. No pasa nada, nunca pasa nada, paga el contribuyente.