Atrévete con un deseo

¿Y si fuera Navidad todo el año? Todo el año comiendo turrones, escuchando villancicos, nevando, haciendo frío, lloviendo. Por mucho que pueda gustarte lo que más te guste, un todo de eso se convertiría en pura rutina, y llegaría a ser algo corriente y usual. Y cuando lo que te gusta acaba siendo un hábito, deja de gustarte; y eso es así, y así somos los humanos. Cuando eres pequeño agradeces la monotonía, cualquier desequilibrio puede significar una catástrofe, pero a medida que empiezas a llevar tus propias riendas, aprendes a valorar y a darle importancia a los cambios que van surgiendo, en cualquier ámbito, ya sea en el personal, laboral o social, bien por decisión propia, o por las decisiones que toma la misma vida por ti. Lo mismo que nos enseñan materias y conocimientos, nos deberían enseñar a gestionar de manera positiva cualquier alteración para conseguir algo mejor de ti mismo, eso se llama valentía. La humanidad lo agradecería enormemente. Si tus pensamientos te llevan a ese lugar en el que todo lo convierte en monotonía y empieza a no gustarte, se valiente, un comienzo de año siempre es una buena excusa para pedir un deseo e intentarlo.