Atrapa la bandera

02 dic 2016 / 12:35 H.

Llevamos un par de días sin banderazos entre el nacionalismo españolista y el catalanista. Dos días sin escuchar a nadie salvando la patria. La verdad es que las banderas siempre fueron una buena cortina para tapar las vergüenzas, para tapar unos niveles de pobreza, de desempleo, de desigualdad nunca vistos en nuestra deficiente democracia. Entre banderazo y banderazo hemos llegado a una situación sin precedentes, por primera vez en este periodo las rentas del capital son mayores que las rentas derivadas del trabajo. No se habla de los temas sociales, aunque debería centrar el debate político a ambos lados del Ebro. La verdad es que es todo un éxito lo de movilizar a la gente en defensa de las patrias, de las madres patrias. Ahí tenemos a las derechas ultraconservadoras y neoliberales, derechas españolistas y a las derechas catalanistas disfrutando del amplio apoyo de sus bases electorales. Las mismas fuerzas responsables del enorme retraso social en España y Cataluña. Sueños cumplidos, salarios a la baja, servicios públicos privatizados, Estado de Bienestar con uno de los gastos públicos sociales por habitante más bajos de la UE-15.El crecimiento del movimiento secesionista en Catalunya está directamente relacionado con la rigidez expresada por los gobiernos españoles, y muy en particular por los gobiernos liderados por el PP. Esa rigidez del nacionalismo español y el nacionalismo catalán solo genera, como siempre, políticas altamente represivas. Si les explota en las manos, da igual. Lo importante, lo que no se dice, es que en áreas económicas y sociales Convergencia, ahora Partit Demòcrata Europeu Català propone políticas muy semejantes a las del PP, lo cual explica el subdesarrollo del Estado del Bienestar en Cataluña, habiendo votado con el PP las leyes propuestas por el gobierno de este partido en aquellas áreas que han tenido mayor impacto en el deterioro del Estado del Bienestar y del mercado de trabajo en España y Cataluña.Y en todo este follón se añaden los subalternos, ERC y el PSOE. Por supuesto me refiero a sus dirigentes y no a sus militantes. ERC en su incoherencia ha sido el máximo apoyo del gobierno de la Generalitat. Y el PSOE presentándose como más patriótico que el PP, es decir, tan o más centralista, radial y uninacionalista, confundiendo “patriotismo” con “uninacionalidad”. Y justificando tanto despropósito al hablar sus dirigentes de una necesaria defensa de la unidad de España. Casi nada. Olvidando que durante su época antifascista en la resistencia contra el régimen dictatorial defendió una visión plurinacional, proponiendo que la unidad de España se basara en un deseo expresado por los distintos pueblos y naciones, aceptando lo que se llama hoy “derecho a decidir”. Puede que sea para que el PP no monopolice el sentimiento patriótico, por lo que se presenta como tan o más patriótico, pero lo que está claro es que ese nacionalismo españolista es lo que une al PP, a Ciudadanos y al PSOE, justificando su oposición a una alternativa de izquierdas. La batuta la mueve la presidenta de la Junta de Andalucía, pero la música la pone el aparato del PSOE y los barones de siempre (incluyendo sus dirigentes pasados, los señores Felipe González, Alfredo Pérez Rubalcaba y un largo etcétera). Es alucinante su oposición a un cambio desde la izquierda, su oposición frontal utilizando el eslogan del poderoso y asfixiante nacionalismo españolista de salvar la unidad de España, nacionalismo que siempre ha utilizado este eslogan para defender el statu quo económico y social en nuestro país. Por último, a pesar de la desproporcionada hostilidad, la represión física, intelectual, ideológica y mediática por parte de los aparatos del Estado, existen personas que aman su país y que son patriotas y que por eso quieren, y a estas alturas exigen, otra España de ciudadanos, que sea sensible a las necesidades de las clases populares, mucho más democrática, mucho más justa y solidaria, mucho menos corrupta, mucho más transparente y mucho más plural, que reconozca, dentro de esta diversidad, la plurinacionalidad del Estado español.