Ante tanta barbaridad

22 sep 2017 / 11:15 H.

Alguien me dijo —no sin cierta guasa— que hay una regla que no falla para saber si alguien se está haciendo mayor. Según su teoría, hay una vinculación directa con el número de veces que se pronuncia la expresión “¡qué barbaridad!”. Así, a mayor número de ocasiones en las que se dice, más lejos se encuentra uno de la juventud... El caso es que últimamente me he descubierto a mí mismo con la dichosa frasecita en la boca con demasiada frecuencia. Cada vez que al dictador norcoreano le da por apretar el botoncito para “jugar” con los misiles se me escapa la expresión. También me ocurre cuando le replica el presidente Trump advirtiéndole bajo su tupé enlacado de que no quedará piedra sobre piedra. No puedo frenarla al ver todo lo que ocurre estos días en Cataluña, retransmitido segundo a segundo, que conduce inexorablemente una situación cada vez más grave. Cuando veo que jóvenes son capaces de hacer estallar el cinturón de explosivos que llevan amarrado a su cuerpo o conducir una furgoneta contra blancos humanos por ideales que son de todo menos religión. Cuando leo noticias como la de la adolescente acribillada a puñaladas por su ex... No sé si me estaré haciendo mayor, o que a este mundo se le va la pinza. Tal vez las dos.