Alfonso Parras

07 dic 2018 / 11:37 H.

Les prometo que trato de no ser derrotista, aunque reconozco que se me ponen las tripas negras, cuando veo como se comenten auténticos atropellos a nuestra cultura e historia con el consabido latiguillo de no hay dinero. Se están movilizando colectivos de nuestra capital, como consecuencia de esas puñeteras estadísticas que nos colocan en la cabeza de cualquier tabla en la que se hable de paro, pobreza, incomunicación, etcétera. Estos colectivos tratan de hacerse oír para paliar esta situación, utilizando las redes sociales con curradísimos montajes como el que ha realizado PROA, al que han titulado: “Jaén Transiberiano”, en el que se aprecia a las claras el abandono al que estamos sometidos en la red ferroviaria. También han peleado hasta conseguir incluir a Jaén en la campaña de la Junta “Andalucía, paisajes con sabor”, en la que se olvidaron de nuestra provincia y consecuentemente de nuestro AOVE; pues por mucho que se movilizan nuestros paisanos de a pie, nuestros políticos nos la siguen colando por la puerta trasera, con un chorreo continuo de cierre de lugares de los pocos que tenemos para ofrecer al visitante. Para mí, el edificio más emblemático que se ha realizado en Jaén en el siglo XX ha sido el edificio del Banco de España o edificio Moneo. Proyectado por el reconocido arquitecto en 1983, y construido finalmente en 1988, fue sede del Banco de España hasta diciembre de 2004. El edificio, que era propiedad del Ministerio de Hacienda, fue cedido al Ayuntamiento en 2013. Tras la desaparición del banco se le han buscado distintos usos, desde edificio de usos múltiples, Comisaría de Policía, concejalía de Cultura del Ayuntamiento, Colegio de Arquitectos, Casa de Artistas o Banco de ideas; hasta sede del Conservatorio Superior de Música. Finalmente, la concejalía de Cultura decidió abrirlo como museo, contando con una sala de exposiciones itinerante y dos salas de exposiciones permanentes, una de ella sobre el pintor Alfonso Parras, considerado por la crítica como el pintor más representativo de la escuela paisajística jiennense. Desde marzo de 2015, se exponían 25 obras suyas en una sala permanente a su nombre en el edificio, pero en febrero de 2017, por si era poca la infrautilización del edificio, el Ayuntamiento de Jaén renuncia a dicha exposición, al no poder garantizar la adecuada conservación de las obras, rechazando quedarse con el legado del pintor jiennense e incumpliendo el acuerdo que se alcanzó con la familia del artista. Este convenio incluía el compromiso municipal de mantener una exposición permanente en el edificio. La situación ha cambiado por un decreto del alcalde, Javier Márquez, que argumenta que no hay condiciones mínimas para preservar los cuadros, por lo que la obra será, o ha sido, retirada y entregada de nuevo a la familia. De hecho, el decreto dice que serán los familiares los que se hagan cargo de los gastos del traslado de la obra de Parras. No sé si el traslado se ha realizado ya; nadie dice nada, ni el Ayuntamiento, por no salir en la foto, ni la familia por no ofender ni molestar a nadie, el caso es que nos quedamos sin otra seña de identidad, porque los paisajes de este genio del pincel son reconocidos por todos los jaeneros e identificados como algo nuestro. No siendo un experto en conservación, pero fijándome un poco, veo que el inmueble, como lo definió la crítica arquitectónica: “Se trata de un edificio duro e inexpugnable, de gruesos muros”, tiene unas características inmejorables para la conservación de las pinturas. Volvemos a perder algo que pertenece a la ciudad y que cedió la familia a coste cero. Desde el pasado lunes, se muestra en la Económica una exposición de pintura de nuestro recordado paisano, conmemorando el quinto aniversario de su fallecimiento. La exposición permanecerá abierta hasta finales de marzo, para los jaeneros que quieran pasar a recordar y admirar su obra. Una persona no muere hasta que deja de ser recordada, y Alfonso Parras, por medio de su obra, vivirá siempre.