Alfombra roja

03 sep 2018 / 19:08 H.

Suficientes motivos tendrá el Partido Socialista para revolucionar el Ayuntamiento de Linares a las puertas de unas elecciones municipales en una ciudad deprimida más por motivos económicos que por causas políticas. Sus máximos dirigentes, después de estudiar, analizar y dar vueltas y más vueltas a una situación más que comprometida, decidieron abrir el paracaídas y tirarse en picado al vacío antes de que los plazos permitieran al alcalde, Juan Fernández, repetir como candidato bajo unas siglas que ya son historia en su leyenda. Expulsado, apartado, desalojado y despedido del partido que lo sentó en el sillón de mando, amenazó con resucitar al tercer día y, lejos de decir adiós a lo que más le gusta, se las compone como puede para continuar en un gobierno que, por el momento, simula los colores de la bandera de su ciudad. Falta por hacerle hueco al naranja, un color que tampoco distorsiona entre la amalgama. El caso es que las direcciones local, provincial, andaluza y nacional se alinearon para “desterrar” al díscolo de la Alcaldía con una estrategia que no surtió el efecto deseado y que, si nada ni nadie lo impide, desplegará una alfombra roja para el principal partido de la oposición.

Es su verdadero momento. La candidata del Partido Popular a gobernar la ciudad de las Minas, Ángeles Isac, sabe que sus movimientos, sus pasos y sus decisiones en una etapa tan sumamente delicada como la actual serán claves para su futuro político más inmediato. Es el ahora o nunca. Hay que tener en cuenta que en las últimas elecciones municipales alargó la distancia con los más votados con respecto a otras citas con las urnas y redujo cuantitativamente su representación en Hernán Cortés. Fue entonces cuando se centró en trabajar por Linares desde el lugar que le regalaron los ciudadanos, la oposición, y en formar un equipo propio con una limpieza profunda que consideró necesaria para poder avanzar. Hasta la sede quedó como la patena una vez superada una crisis, por cierto, a la altura de una zapatilla comparada con la que atraviesan los socialistas.

Borrón y cuenta nueva. Ángeles Isac, que tiene amigos y enemigos en esto de lo público, juega sus propias cartas y, amparada en que su mirada está puesta en el bien de la ciudadanía, respaldará sin fisuras a un alcalde con el que, eso sí, de filin tiene lo justo. En lo personal, todo lo que haga falta. En lo político, ancha es Castilla. La líder de los populares linarenses, que asegura que se siente como el violinista del Titanic en este barco a la deriva, consultó con la almohada de su partido antes de dar el “sí quiero” a Juan Fernández. Hasta San Agustín estuvo de su parte, con visita incluida de Juanma para los amigos, que aprovecha todas las oportunidades festivas que le regala su tierra para decir eso de “aquí estoy yo”. Ángeles Isac, la voz cantante de la oposición municipal, asevera que fue la primera en levantar la mano para garantizar la gobernabilidad en un Ayuntamiento convertido en un puzle con piezas imposibles de encajar. “Ahora tenemos que ser un poco menos del Partido Popular y bastante más de Linares” es la frase que repite como un mantra en todas las reuniones habidas y por haber en las que cuenta con el beneplácito unánime de los suyos.

Septiembre empieza divertido en una ciudad que no cerró por vacaciones en agosto y que tanto movimiento pilló con el pie cambiado a más de uno. Mañana se celebrará un pleno extraordinario en el que se escenificará un matrimonio de conveniencia entre varias fuerzas políticas, en forma de reparto de competencias, que durará un embarazo corto. Después, el parto.