Alcaldesas con ingenio

27 nov 2017 / 09:49 H.

D esde que el ser humano existe las personas, hombres o mujeres, fueron recordadas por lo que hicieron. En la política de las últimas décadas, los políticos, casi siempre, son recordados por lo que no hicieron.

¿Quién se iba a acordar de Carmen Peñalver si no fuera por ese tranvía que no llegó a funcionar? La Peñalver tuvo la genialidad —o alguien se la sugirió— de ofrecer a los jiennenses un tranvía, algo novedoso para la ciudad que cayó bien en un buen número de ciudadanos que apoyaron la idea con su voto en las urnas que llevaron a Carmen la alcaldía. Y es verdad que ella no se olvidó de esa promesa y logró el apoyo de la Junta de Andalucía para hacerla realidad. Se llevaron a cabo las obras e instalaciones oportunas y cuando sólo faltaba el pistoletazo de salida, el PSOE perdió la alcaldía y la Junta de Andalucía guardó la pistola y dejó de apoyar un proyecto que ya no era de su partido.

Desde entonces, el tema del tranvía es un culebrón interminable, un hueso que nadie quiere morder. Ahora se dice que la solución está cerca, pero introduciendo algunas modificaciones como la que dé menos viajes, o que sea más reducido, un trenecillo ligero... Es posible que al final, para aprovechar los raíles nos coloquen una vagoneta minera con unos cuantos taburetes y adaptada a ese ancho de vía. Consecuencias de genialidades improvisadas, sin estudio riguroso, que luego resultan inviables por diversas circunstancias, como la falta de auténtico interés. No es ese el caso de otra alcaldesa, la de Madrid, que no duerme —ni deja dormir a los madrileños— pensando en cómo fastidiar el tráfico de la capital de España. Como ya no sabe qué hacer con la circulación rodada, Manuela Carmena ha decidido ordenar la circulación peatonal para estas fechas navideñas. Y nada mejor para conseguirlo que hacer un bando por el que en las calles más comerciales del centro de Madrid los peatones solo podrán circular en una sola dirección, en unas hacia arriba y en otras hacia abajo. Todo muy fácil. Si un ciudadano va de compras y, si va charlando o distraído pasa de largo del comercio que buscaba, no puede volver atrás y deberá dar la vuelta a la manzana para volver. Y esto no es lo peor, porque una mujer mayor se preguntaba que, si por ejemplo, entre la bulla se le perdía un nieto pequeñito ¿debería ir hasta la calle de sentido contrario para volver y buscarlo?