Al límite de Venezuela

13 oct 2018 / 11:27 H.

Esta semana han salido a la luz algunos asuntos que los Presupuestos Generales del Estado redactan para 2019. El gobierno y Unidos Podemos, en un intento de hacer más soportable el menú que nos obligan a tragar los puñeteros amos de la economía y de paso subsanar en lo posible los daños causados por tanta indigestión, presentarán próximamente en las Cortes unos presupuestos que con solo respirar ya empiezan a escocer. Y es que nadie se le escapa que hablar de cosas como subir un 22% el salario mínimo, controlar el abuso laboral, devolver sus prestaciones a los parados de larga duración y a los cuidadores de dependientes, son medidas que por muy necesarias que sean, producen ardor de estómago a la bolsa y fiebre a las carteras. Con todo en contra y si pasa el corte de Bruselas, a los presupuestos todavía les quedará lo más difícil, batirse en duelo de cuentas, rencillas y comparaciones, con las huestes que Torra, Casado y Rivera tienen apostados en los sillones del Parlamento. Porque aunque parezca imposible y a pesar de las tortas que se reparten en ese tripartito, siempre se juntan para votar capitalismo.