Aceptar la Democracia

Los más jóvenes no se acordarán, pero hubo un tiempo, cuando se legisló sobre el divorcio, que las derechas montaron monumental pifostio, salieron a las calles trasladando un mensaje catastrofista, apocalíptico, se iba a acabar el mundo, llegaban los “rojos” a destruir la sociedad de la noble y apostólica España; hasta los sermones eclesiásticos se convirtieron en altavoces incendiarios. Apenas un año después de la entrada en vigor de dicha ley, afamados miembros de esas derechas gamberras, que jaleaban a la gente, pasaban por el juzgado para justamente eso, divorciarse. Por eso no fue sorpresiva la algarabía que montaron los mismos, cuando se legisló sobre el aborto, el matrimonio igualitario o la eutanasia. Y no, no debe sorprendernos, los conservadores de este país, los ultras y los que se dicen moderados, se muestran como hooligans ante cualquier avance social, aunque luego bien que disfrutan de los derechos consolidados de los mismos. La derecha, tan patriota y guardiana de las esencias, es cainita, no acepta el devenir democrático salvo que les otorgue el poder.