A los hijos hay que decirles no

13 ene 2017 / 10:42 H.

Leía en un artículo hace un par de días que “los padres nos habíamos convertido en sindicalistas de nuestros hijos”. Hoy leo en otro que nos llega una generación de “adultos blanditos”. Y reflexiono sobre cuál es el contexto actual de la educación familiar, y es cierto: estamos criando una generación sobreprotegida, intolerante a la frustración y, por ende, esclavos de la satisfacción gratuita inmediata y sin esfuerzo. En mi consulta, en muchísimas ocasiones, me traen niños cuya única patología es: sus padres. Padres dialogadores hasta extremos que rozan lo absurdo, permisivos hasta lo enfermizo y temerosos de causar con una regañina o un cachetazo puntual un trauma o dos a sus hijos. A los hijos hay que decirles no: decirles no tantas veces o más de lo que luego se lo dirá la vida, hay que dejarlos estrellarse, solucionar sus problemas con sus amigos, enemigos, parejas y profesores y hacerles entender que los padres somos padres, no colegas de pandilla.